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BÚSqueda

Los Verdes

11 novembre 2020 3 11 /11 /novembre /2020 11:05
A favor de menos ambición climática

En contraste con lo que se pregona por los medios no nos hace falta más ambición, más acción y más velocidad frente al cambio climático. Lo más urgente no son ni millones de placas solares ni llenar las calles de coches eléctricos ni reciclar el plástico y el vidrio. El más imprescindible no es consumir productos más eficientes ni más ecológicos ni levantar grandes infrastructuras tecnológicas. Todo el contrario.


 

Hace falta frenar, ir más lento y dejar de construir, consumir y moverse frenéticamente. La crisis ecológica no se mitiga ni se alivia solo con más tecnología ni con “compras verdes”. Es mucho más importante hacer menos cantidad de cosas malas que hacer más cosas buenas (que tampoco sobran). Ha llegado la hora de reducir drásticamente el ritmo de destrucción, tener mucho menos “ambición” desarrollista y extraer menos de las tierras locales y lejanas. Toca gastar el dinero en cuidar a la gente y en mimar al entorno natural en lugar de hacer más obras con hormigón, acero y diesel. Tenemos que aterrizar después de décadas de altos vuelos prometéicos con una fe ciega crecentista tecno-optimista. Los miles de aviones confinados en tierra por el COVID son todo un ejemplo práctico y simbólico. 


 

Hagamos algunos balances climáticos y ecológicos. Por ejemplo, hay mucho más impacto negativo sobre el clima y biodiversidad la ampliación en marcha de muchas autovías que el impacto positivo de la suma de todas las mejoras en el transporte público, las nuevas zonas peatonales y los carriles bici. En contraste con la retórica, el erario público financia mucho más las actuaciones anti-clima que los pro-clima en obras, compras, subvenciones y ayudas al sector privado. Las pequeñas mejoras relativas de haber más coches eléctricos serán mucho menos que el aumento del impacto global de la producción y circulación de más coches, camiones y furgonetas alimentado fuertemente por nuestro consumo vía Amazon, Uber y similares. El aumento del consumo de productos alimentarios ecológicos no baja significativamente el uso masivo de venenos en la agricultura “convencional” globalizado con un gran impacto duradero sobre el agua, los insectos y el suelo. El reciclaje no reduce la imposible sobre-extracción de recursos ni frena la disparada generación de residuos de todo tipo cada vez demasiado complejos y costosos para re-utilizar. Se suele hablar de unas cifras optimistas muy sesgadas sobre la reducción de CO2 en nuestro patio trasero mientras ignoramos que gran parte la supuesta “transición energética” y la maravillosa “digitalización” está haciendo estragos en la biodiversidad del Sur Global. Si. Tenemos que tener en cuenta que el “abaratamiento” de las renovables y el tan alabado boom digital también provocan un sufrimiento ecológico, social y sanitario que se externaliza a otras tierras y gentes.


 

Si queremos ser un poco más humildes, solidarios y responsables sobre la necesidad de más resiliencia de nuestras sociedades sobreconsumidoras ante los inevitables embates civilizatorios que se aproximan habrá que pulsar el botón de pausa y tener bastante menos ambición.

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16 octobre 2020 5 16 /10 /octobre /2020 16:14
Algunos apuntes para cambiar el modelo económico valenciano

La economía valenciana está atrapada en un callejón sin salida, en una bicicleta estática en la cual cuanto más se esfuerza en productividad, en la atracción de inversiones y la competitividad menos avanza en el bienestar estable y la sostenibilidad ambiental. Una de las causas es un enorme traslado del de gastos en mano de obra al capital, acelerado por la automación. Otra causa fundamental es el dominio de una economía globalizada rentista que deriva sus rentas más de movimientos del capital y “el capitalismo de vigilancia” de datos personales que de la producción de bienes y servicios como hacen las grandes plataformas digitales Amazón, Airbnb, Uber, …que están en pleno auge en la Comunidad Valenciana. Es chocante que esta tendencia fatal para la estabilidad social, climática y ambiental es totalmente ignorada, o incluso alentada por ayudas masivas a la digitalización y a las infraestructuras de la globalización comercial,  por las inversiones de la Generalitat Valenciana.

Casi todos los planes económicos y climáticos de la Generalitat Valenciana se basan en el “crecimiento verde” que ha sido calificado como un mito y un objetivo político contradictorio por muchos expertos. No hay ninguna evidencia empírica que apoye la existencia de una disociación absoluta, global, sustancial y suficientemente rápida entre el crecimiento económico y los deterioros ambientales. En el caso valenciano el desacoplamiento es especialmente relativo y débil por la dependencia del turismo, la agricultura intensiva y la fabricación de coches.  La reducción de emisiones de CO2 valencianas que puede ocurrir localmente no son lo suficientemente rápidas para compensar los aumentos globales de las emisiones a través de consumo valenciano de productos y materiales importados que no se contabalizan en los cómputos oficiales.   Hay varias razones por las que la disociación es extremadamente improbable que suceda en el futuro. Estos incluyen el aumento del gasto energético y material relacionado con la electrificación, los efectos rebote donde mejoras en la eficiencia aumentan la demanda de todo tipo de productos y el potencial muy limitado de reciclar/re-utilizar de forma viable grandes proporciones de nuestros desechos que cada vez son más complejos.  Esta observación ha sido confirmada por algunas de las propias instituciones de la UE. Por ejemplo, la Agencia Europea de Medio Ambiente concluyó recientemente que: “Europa no logrará su visión de sostenibilidad de 'vivir bien, dentro de los límites de nuestro planeta' simplemente promoviendo el crecimiento económico y tratando de gestionar los efectos secundarios dañinos con herramientas de política ambiental y social.” Precisamente la política valenciana se orienta casi exclusivamente a actuaciones ambientales "final de la tubería" y ajustes tecnológicos sin plantear la reducción sustancial de los volúmenes totales de flujos de materiales y energía en su economía.  Así el impacto del rápido deterioro ambiental se hace sentir cada vez más fuerte en la economía valenciana y en la merma del bienestar social. La crisis de COVID-19 es solo la última de una serie de crisis relacionadas con el medio ambiente en las últimas décadas.

 


Algunas medidas políticas para un modelo económico valenciano sostenible para garantizar el bienestar social dentro de los límites naturales.
1. Semana laboral más corta:  Ahorraría muchas emisiones contaminantes, crearía puestos de trabajo y aumentaría el tiempo para muchas actividades de cuidados, la cultura y el compromiso comunitario. El Director General de Empleo de la Generalitat Enric Nomdedeu ha iniciado un programa piloto al respecto a favor de la semana laboral de 32 horas. Trabajando menos se suele consumir menos materialmente, se utiliza menos el coche y se dedica más tiempo a los cuidados.  En sentido contrario la prolongación progresiva de la edad de jubilación, lo que está planteando el Gobierno,  empeora la situación de entrada de jóvenes al mercado laboral y crea más desigualdad.
2.  Un Plan Valenciano de reconversión del sector turístico: el decrecimiento organizado de la actividad turística. Igual como se está planificando en ciudades como Amsterdam hay que organizarse para mucho menos turismo extranjero. Amsterdam ha decidido reducir el número de visitantes de 2o millones a menos de 12 millones en los próximos 5 años. Hay que reconvertir miles de apartamentos turísticos en viviendas para residentes y estudiantes mediante un marco fiscal y urbanísitico. Hay que consolidar la tendencia durante la pandemia de turismo cercano valenciano con un híncapie en el turismo rural, el activo y el cultural.
3. Las instituciones públicas valencianas han de predicar con el ejemplo. Hasta ahora no lo han hecho: Hay un sinfín de acciones sostenibles que pueden emprender las instituciones públicas como escuelas, universidades, parques, instalaciones deportivas hospitales, ayuntamientos, diputaciones,  consejerías, centros de salud, entre otras. Deben quitar sus fondos de todas las entidades bancarias y financieras que tienen inversiones en los combustibles fósiles o en empresas con actividades insostenibles en alguna parte del mundo.  Pueden eliminar miles de plazas de aparcamiento gratuito que hay para funcionarios y estudiantes para mejorar la calidad del aire. Pueden prohibir la venta y consumo de recipientes de plástico de un solo uso como botellas en todas las propiedades públicas. Pueden poner muchas condiciones ecológicas sobre todas las contratas y compras públicas. Pueden eliminar el uso de productos nocivos de limpieza y de mantenimiento en todos sus edificios. Pueden instalar energías renovables todos sus edificios y servir productos ecológicos locales en sus cantinas y compras. Pueden construir todos los edificios públicos con materiales de bioconstrucción.
4.  De la propiedad al uso duradero: Adios al usar y tirar y bienvenido el derecho a la reparación. Producción para la durabilidad y la reparación.  Casi todo el reciclaje es un fraude y debe ser el último recurso frente a la reducción del consumo y la re-utilización.  Hay que instaurar medidas fiscales, ayudas y regulaciones para el ahorro de nuevos materiales de todo tipo mediante unos diseños para durar, mejorar y re-utilizar. Por ejemplo, actualmente las tasas se reutilización de materiales de construcción in situ son bajísimas cuando otros países alcanzan 4 o 5 veces más.   Las garantías de todos los productos deben ser muchas veces más largas con compromisos legales para la reparación, puesto al día de los avances tecnológicos y la re-utlización en otros aparatos cuando se acaba su vida útil.  Habrá ventajas fiscales y IVA cero para la reparación y los productos artesanos. Esto seria un gran yacimiento de empleo en actividades mano de obra intensivas. Se acabaría con gran parte de la publicidad que incita al sobre-consumo biocida y alienante. Falta un plan valenciano para facilitar compartir en cada edificio electrodomésticos como lavadoras, secadoras, calefacción,  congeladores, herramientas, coches, cocinas… Por ejemplo, la fábrica Ford debe producir coches  eléctricos muy duraderos, obviamente con capacidad de upgrade y orientar el resto de su actividad a la reparación y a piezas de repuesto. Con coches compartidos como Valenbici se podria reducir a la mitad o a una cuarta parte el número de coches particulares circulando. Al mismo tiempo hay que modificar la ley valenciana de edificación para eliminar la obligación de aparcamientos subterraneos.
4. Inversiones públicas para el transporte público en lugar que para el coche, el camión y los buques.  La Generalitat debe exigir al Estado abandonar los proyectos de ampliación del A-7, V-30, V-31 y otras ampliaciones y desdoblamientos de autovías y carreteras. Que la inversión vaya a mejorar servicio de cercanías y el transporte público, sobretodo en las áreas metropolitanas de València y Alicante. Hay que obligar y fomentar un reparto de mercancías compartida y por medios sostenibles por regulaciones, fiscalizados y tasas.  Hay que trasladar el transporte de mercancias al tren. Hay que aumentar la frecuencia y calidad del transporte público y dar mucho más espacio a peatones y ciclistas. Hay que cortar radicalmente con planes urbanísticos y comerciales expansivos sobre el territorio. Hay que adoptar un plan para hacer decrecer el uso del coches, camiones y furgonetas particulares en 40% antes del 2030. La mayoría de los vehículos que sí circulan deben ser eléctricos y compartidos antes del 2030. La Generalitat debe gestionar unos peajes urbanos para las zonas metropolitanas como Valencia, Castelllón, Alicante y Elx cuya recaudación iría al transporte público.

5.  Servicios universales básicos: Hay que garantizar los servicios de internet, educación, agua, cultura, deporte, transporte público  vivienda, alimentos, sanidad,….serán abundantes y muy asequibles lo que permite repartir el trabajo existente con horarios laborales mucho más cortos y salarios suficientes. No se debe volver a cortar la luz y el gas a las personas menos pudientes como ahora vuelve a permitir el Gobierno.
6. Agricultura regenerativa dentro los límites. Fomentar con medidas fiscales y estructurales el consumo y venta directa de productos locales y ecológicos. Condicionar todas las ayudas públicas a la producción más ecológica, cercana y nutritiva. Redimensionar y diversificar las cosechas de monocultivos intensivos en insumos orientados a la exportación.  Proteger radicalmente las tierras fértiles pero-urbanas,  Reservar el 10% de cada explotación agrícola para la biodiversidad. Reducir en 50% del uso de pesticidas y herbicidas.  Reducir en 50% el número de municipios valencianos afectados por la contaminación de los acuíferos por nitratos mediante la reducción en 50% del uso de fertilizantes de nitratos.  Adoptar un plan de agricultura regenerativa con cobertura vegetal para mejorar la salud del suelo, aumentar la capacidad para absorber y retener agua, y adaptarse a las lluvias intensas y la sequía para ocupar el 30% del terreno agrícola valenciana antes del 2030.  Reducir en 30% el consumo de agua en la agricultura mediante cambios sostenibles de producción agraria y el aumento de cobertura vegetal y biodiversidad en zonas agrícolas márgenes de campos y diseños para evitar erosión.   Adoptar un plan para reducir la producción y consumo de carne en 50% antes del 2030.
7. Por una digitalización justa y ecologíca.  Invertir millones de fondos europeos en las infraestructuras de 5G seria un gran error por razones ecológicos, económicos y laborales y de derechos democráticos.  https://www.eldiario.es/ultima-llamada/luchar-doctrina-shock-digital-paralizacion-planes-5g_132_6111664.html  Las administracioes valencianas deben contratar servicios de telefonía locales como guifinet, fomentar la gestión de datos sin comercializar con soberania local y una protección de datos estricta. La Generalitat  Valenciana debe imponer estrictas condiciones para que las inversiones en la digitialización favorecen el acceso universal pero que no sean aprovechadas por las plataformas digitales globales como Amazon, Uber, Airbnb y otras que destrozan el tejido comercial local y el medio ambiente.
8. Energía distribuida, descentralizada y democrática con un objetivo de reducción del consumo de energía primaria de 50% en el 2030 contando la energía acumulada en los productos de consumo. La inversión de la gran mayoría de las inversiones públicas debe ser en cooperativas energéticas, micro-redes eléctricas para prosumidores, con energía solar integrada arquitectónicamente en lugar de grandes huertos solares y parques eólicos solo en lugares sin daño a la biodiversidad como en zonas Natura 2000. Se debe abandonar en los planes energéticos y climáticos valencianos el apoyo a proyectos de gas y de hidrógeno.
9. Menos Residuos:  Tiene que acabar el actual fracaso de la gestión valenciana de residuos, orientada casi exclusivamente al reciclaje dudoso al final de la tubería, que vierte a vertederos más del 60% de los residuos, muy lejos de máximo de 35% de la ley estatal para el 2022.  Los niveles de re-utilización de materiales y productos de todo tipo es muy bajo y no hay medidas ni objetivos claros. La reducción de la generación de residuos en origen brilla por su ausencia.  Los vertidos tóxicos de la agricultura y ganadería de nitratos y agrotóxicos al agua sigue contaminando centenares de acuíferos y ríos sin que haya un estrategia ni objetivos concretos de reducción. Sigue disparada la generación de residuos de plásticos, bricks y de residuos electrónicos sin que haya medidas fiscales y regulaciones para atajarla y reducirla.
10: Un urbanismo en paz con el planeta: La Generalitat debe establecer una normativa de permeabilidad del suelo de 50% para suelo urbanizable público y privado. El sector de la construcción debe orientar la gran mayoría de sus obras a la rehabilitación con criterios bioclimáticos, de bioconstrucción y la re-utilización máximo de materiales.  Hay que establecer objetivos concretos para reducción de la producción y consumo de cemento, hormigón, asfalto, aluminio y otros materiales cuyos ciclos de vida son muy contaminantes.  Se debe adoptar planes de des-urbanización de suelos urbanos, educativos y industriales. Hay que abandonar muchos proyectos de grandes urbanizaciones y establecer un marco valenciano mucho mas estricto para la proteccón de las huertas periurbanas. Hay que restringir radicalmetne mediante un plan territorial la minería de áridos en la Serranía y otros lugares.


 

 

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16 octobre 2020 5 16 /10 /octobre /2020 08:51
SIN LÍMITES NO HAY FUTURO: HAY QUE BAJARNOS A LA TIERRA

Hay cinco datos indiscutibles:


 

1. El crecimiento físico de nuestras sociedades va a detenerse en un futuro próximo. El crecimiento económico depende de esta expansión física y se vuelve cada vez más inestable e imposible.


 


2. Hemos alterado el conjunto del sistema tierra de una forma irreversible, por lo menos para las sociedades humanas más complejas. Hemos traspasado todas las fronteras.


 

3. Nos adentramos en un periodo largo inestable de grandes crisis internas y externas.


 


4. A partir de ahora podemos vernos sometidos a colapsos sistémicos globales cada vez más frecuentes.


 


5. No se puede sostener la dimensión material de la economía industrial actual ni con las energías renovables ni con la menguante extracción y producción de los combustibles fósiles.


 

La naturaleza de la economía valenciana(y en general la española), desproporcionadamente orientada al turismo, los servicios, las importaciones de bienes de consumo y la agricultura intensiva, es especialmente vulnerable a los vaivenes globales que se aproximan por ser excepcionalmente dependiente y devoradora de recursos del extractivismo global.


 

Nunca volveremos al “normal”. Hoy lo más utópico es pensar que todo puede volver como antes. Esto no es pesimismo sino un duro realismo basado en los mejores datos. Los ilusos utópicos son los que piensan que se puede mantener el estatus quo. La época de finanzas fáciles y energía abundante y fácil se ha acabado para siempre. No volveremos a la senda de crecimiento sostenido basado en más y más deuda financiera y ecológica. Ya no salen las cuentas. Cuanto antes seamos realistas sobre nuestra situación mejor. Lo normal probablemente va a ser fenómenos desestabilizantes de gran intensidad como el COVID 19, o por motivos climáticos, financieros, bélicos,  de forma no-lineal, con altibajos y sin periodos largos de estabilidad. Además, por las buenas o por las malas habrá que enfrentarse a un descenso energético que tendrá unos efectos grandes sobre la economía. Nuestros sistemas de infraestructuras y cadenas de producción que nos suministran todo se han hecho tan interdependientes y complejos que incluso unas pequeñas rupturas pueden provocar unos efecto dominó de grandes proporciones. La larga recesión económica en que adentramos no es coyuntural sino estructural.

 

Sufrimos un trágico bloqueo de aprendizaje: seguimos acelerando y subiendo los peldaños de la escalera del “Progreso”. Seguimos capturados por la negación de los límites físicos y el “fácil pensar”, sin embargo en el fondo sabemos que tenemos que bajar, de manera consciente y voluntaria o de manera impuesta y traumática.

 

Como ha dicho Dennis Meadows: “si creen que la economía está regida por “una mano invisible”, si piensan que la tecnología tiene la capacidad mágica de resolver todos los problemas de escasez física o si imaginan que una presencia divina va a bajar de los cielos para salvarnos de nuestra propia locura, es que viven totalmente indiferentes a los límites físicos.”


 

Estamos quemando los vagones de un tren que descarrila y va cada vez va más de prisa. El metabolismo de la sociedad y economía globalizadas cada vez es más vulnerable a causa de la complejidad técnica y de unas cadenas de suministro de recursos más frágiles y lejanos. Los bienes, seres y procesos naturales decaen, se arrasan, y se hace más difíciles y costosos de explotar, reduciéndose a la vez los beneficios económicos y retornos energéticos. En general hay unos rendimientos cada vez más decrecientes.  Las recetas salvadoras puestas en las mejoras tecnológicas de más “eficacia” del modelo son contagiosas y crean adicción, un encierro que empeora el problema y del cual se hace imposible de salir.  Los países “más avanzados” como Suecia, Finlandia o Alemania no son en absoluto más limpios sino consumen a un ritmo que haría falta 4 o 5 planetas para satisfacer su nivel de consume si se extendiera a todo el mundo.


 

Nuestra contabilidad climática y ecológica ignora gran prate de nuestros impactos ambientales externalizados, es totalmente falsa, lleno de sesgos a favor de los países más ricos y a favor el consumismo excesivo. Hay una enorme cantidad de “emisiones a la sombra” o “fuga de emisiones”. 20% de las emisiones de España se producen en China y no se contabilizan. 70% de las emisiones de Francia ocurren fuera de sus fronteras.  La ONU estima que 50% de las emisiones y el 90% de la pérdida de biodiversidad se produce en la economía extractiva global para los suministros de alimentos, materiales y productos de consumo.


 

La hiperglobalización ha conectado todos los riesgos globales críticos, sean financieros, energéticos, ecológicos o sanitarios, creando condiciones temibles de vulnerabilidad y cambios extremos. A los seres humanos nos urge colectivamente tomar tierra, reducir y simplificar. Vivimos en las nubes bajo los cantos de sirena prometeicos sin contacto directo ni consciencia sobre la irremediable coexistenta, la interconectividad, las formas de vida y los sistemas de la vida, el suelo, el aire, el agua, las plantas, los animales,….

 

El bucle paradójico en el que históricamente estamos atrapados, hace que cuanta más potencia y conocimientos tiene nuestra civilización, cuanto más complejidad técnica y más interconexión y aceleración comercial tiene, mucho más vulnerables se vuelve todo.

La enorme aceleración de la economía y el consumo de recursos naturales de los últimos 50 años se está acabando lentamente, ya estamos en una fase de productividad decreciente. Esto está atestiguado en cifras por unas tasas de retorno energético casi negativas.  Estamos atrapados en una pinza energética de imposible salida sin una gran reducción de la escala material global del consumo extractivista de bienes y servicios naturales de la biosfera.


 

Presenciamos un choque frontal contra una pared termodinámica infranqueble que se acerca cada vez más rápidamente. Cada unidad de energía se extrae a un coste energético, económico y ambiental cada vez más grande. No hay suficiente capacidad ni potencia en las energías renovables para compensar un descenso rápido de los combustibles fósiles. No hay bastante energía fósil ni minerales accesibles y viables para desarrollar en masa urgentemente las energías renovables, de forma que puedan compensar el descenso pronosticado de la producción de energías fósiles.


 

La sostenibilidad ecológica en el tiempo no puede darse mediante un simple cambio tecnológico basado en la mejora en “eficiencia”, sin cambiar a la vez las mentalidades, los valores, la organización y metabolismos sociales crecentistas. El único camino posible para la sostenibilidad está en la suficiencia, no en la abundancia del “usar y tirar” y del “todo siempre”. Siempre han habido mejoras tecnológicas a favor de más eficiencia, pero en los últimos 50 años estos saltos en innovación tecnológica se han solapado con una explosión de consumo extractivista de bienes biofísicos vulnerables y escasos, de impactos antropogénicos por emisiones destructivas y residuos tóxicos. La Paradoja de Jevons en la economía nos recuerda que la adquisición de más eficiencia por unidad, suele significar más consumo global de recursos. Las soluciones de la “modernización ecológica” (desarrollo sostenible, economía verde, economía circular, desacoplamiento entre crecimiento económico y daños ecológicos, descarbonización, transición ecológica...) han ignorado totalmente el “efecto rebote” que se genera cuando una nueva tecnología para economizar la energía y los recursos acaba provocando un aumento del consumo general de dichos recursos.


 

Nunca ha habido un desacoplamiento entre crecimiento y deterioro ecológico en términos absolutos de los volúmenes totales de materiales. Un meta-análisis de  170 estudios académicos documentan que el desacoplamiento entre el crecimiento económico y la destrucción ambiental es un mito ideológico para disfrazar la creciente escala material de la economía en volúmenes totales.


 

Para intentar mitigar y adaptarnos en lo posible a los muchos impactos de la emergencia ecológica y climática, y a las peores consecuencias socioecológicas, la prioridad es dejar de hacer muchas de las cosas malas, incluso antes que hacer cosas benignas y ecológicamente buenas. Tenemos que abandonar las políticas públicas de las grandes infraestructuras, como son las autovías, grandes urbanizaciones, la ampliación de puertos, aeropuertos…Más importante que gastar dinero en el lavado de cara verde que alarga por algún tiempo más los plazos del maldesarrollo crecentista  es dejar de gastarlo en la economía negra tan destructiva como suicida. En gran parte la sosteniblidad exige gastar menos. Sin embargo la gran mayoría de las obras públicas sigue invirtiendo en la insostenibilidad y el descarrilamiento colectivo de nuestras sociedades y el resto de formas de vida. No es sobretodo una cuestión de más coches eléctricos sino menos coches. No es cuestión de  más placas solares, que sí hace falta, sino consumir mucho menos energía. No es cuestión de reciclar la cápsulas de café de aluminio sino hacer el café sin cápsulas desechables como se hacía antes. No es cuestión de comprar más ropa “sostenible” sino de comprar menos ropa y comprar menos de todo.

 

 

La transición a 100% energía renovable es imposible, y en el corto-medio plazo la eventual electrificación renovable de incluso el 25-30% de la energía con renovables que ahora son menos el 5%(la Agencia Internacional de la Energía afirma que en el 2030 76% de la energía procederá de fuentes fósiles comparado con el 81% actual) ,implicaría un aumento del impacto ambiental y climático destructivo en los próximos 10-15 años. La mayoría de la economía industrial y transporte por carretera, mar y aire no tiene recambio tecnológico en los próximos 15-20 años que es el periodo en el que precisamente hace falta reducir masivamente las emisiones y nuestra huella de destrucción de los ecosistemas, que no son exactamente lo mismo. Además, si seguimos con la actual economía global extractiva con la consiguiente caida libre de los valores de biodiversidad, agua, suelo y recursos de poco servirá ecológicamente aumentar la capacidad de generación de renovables.


 

Estamos colectivamente en un atolladero histórico si prestamos atención a las necesidades de energía fósil barata y abundante que ha sustentado el despliegue de la sociedad industrial desde hace dos siglos. Por un lado han caído en picado las inversiones para la extracción de petróleo y gas (un 33% en el último año) y por otro lado se da un lento y difícil crecimiento de las energías renovables (que actualmente solo representan menos del 5%- el solar el 1%- de la energía mundial). Este choque de trenes entre la falta de oferta y una demanda insaciable de energía se agrava aún más en medio de la actual depresión económica provocada por la pandemia del virus Covid19 y el paulatino hundimiento financiero del sector de hidrocarburos por no tener yacimientos rentables para explotar. No hay manera de esquivar la decadencia obligada del consumo energético y en consecuencia del modelo expansivo de producción económica y consumo material. Al no haber energía fácilmente disponible es muy probable que haya finalizado el periodo de crecimiento de la economía material que sustenta la modernización y el desarrollo globalizado y expansivo. No podrá reemplazarse la energía fósil por otras fuentes energéticas renovables sin una gran reducción de la escala material global del consumo extractivista de bienes y servicios naturales de la biosfera.
 

Cuando la cantidad disponible de recursos y de energía ya no permite mantener unos muy altos niveles de complejificación, las sociedades cada vez piden más préstamos biofísicos del futuro y se alimentan del pasado, enrocándose en la continuidad de unas pautas sociopolíticas y técnicas, que se hacen cada vez más inviables y son parte del problema al abocarnos más deprisa hacía la implosión.

 

La tecnología solo sirve si hay giros radicales que establezcan topes al consumo global desde los valores de la suficiencia y la conservación como se ve en las distintas leyes climáticas como la valenciana.  http://www.davidhammerstein.com/2020/07/la-ley-climatica-valenciana-no-toma-en-serio-la-emergencia-climatica.html


 

Irremediablemente estamos metidos en un proceso de desglobalización y re-localización de la economía. Esto exige unos grandes cambios financieros, institucionales, energéticos, laborales y alimentarios, entre otros. Habrá grandes tensiones, conflictos y problemas de todo tipo porque la enorme tortilla de una gran transición social no se hace sin romper bastantes huevos.


 

Tenemos una elección. Podemos prepararnos para una austeridad material más justa, democrática y soportable o podemos seguir perdiendo un tiempo precioso esperando a la dura pedagogía de la catástrofe que viene.


 


 

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26 juillet 2020 7 26 /07 /juillet /2020 10:01
 La ley climática valenciana no toma en serio la emergencia climática


 

 

El Plan Valenciano del Cambio Climático y Transición Ecológica 2020-30" no toma en serio la emergencia climática. No propone acciones ambiciosas, concretas y urgentes. Fracasará en reducir sustancialmente los grandes peligros y daños ecológicos existentes en nuestra economía y en nuestro consumo. No mejorará la resiliencia ni la adaptación de los ecosistemas valencianos ante los embates climáticos. Es un plan conformista y continuista con planes ineficaces anteriores que no ayudará a la sociedad valenciana para enfrentarse con más garantías y seguridad frente a la grave crisis climática. Apuesta casi todo mediante medidas tecnológicas de eficiencia y “modernización” mientras hay una carencia de políticas fuertes de restricción, moderación y límites por medio de leyes, impuestos y planes territoriales.

 

La ley ignora la economía extractiva, los volúmenes de uso de recursos y el consumismo en general

 

La ley ignora la necesidad de reducir drásticamente el consumo de recursos mientras confía toda a la mejora tecnológica y la eficiencia ignorando que en las últimas décadas los sustanciales cambios técnicos no han reducido el impacto de nuestro creciente consumo sino todo el contrario. No hay metas ni políticas concretas para reducir sustancialmente el transporte por carretera de coches y camiones ni reducir la producción y consumo de cemento ni el uso de plaguicidas ni la producción/consumo de carne, entre otras actividades intensivas en el extractivismo de materiales primarios y en impactos climáticos. Se resigna y no propone nada para decrecer la actividad turística que es una gran derrochadora de recursos de todo tipo y una gran productora de residuos. También acepta sin rechistar la ampliación de infraestructuras que empeoran la crisis climática como son los puertos, las carreteras y los aeropuertos. Ante la sobreexplotación de los menguantes caudales de los rios y la muy destructiva extracción minera de áridos de los montes públicos la Generalitat no tiene nada que decir. Más allá de las competencias autonómicas la estrategia climática no plantea medida alguna ante la creciente contaminación y emisiones de la aviación, de los cruceros y de los buques de contenedores. No evalua los graves impactos climáticos de los tratados de comercio. Tampoco considera el consumo energético y el impacto ecológico cada vez más grande de los aparatos digitales y la acaparadora actividad de las plataformas digitales. No establece criterios para limitar los regadíos y conservar los escasos recursos y ecosistemas hídricos. No plantea la imprescindible ampliación y connexión de los espacios naturales con más protección legal ni ninguna otra medida concreta para proteger una biodiversidad en peligro.

 

Cinco años de gobernanza climática del Botànic sin ver resultados

 

No es creíble esta ley. Es una ley retórica, no real. Es una ley para cumplir con el expediente europeo y estatal de hacer una ley en lugar de realmente mitigar y adaptarse frente al cambio climático y el colapso ecológico en curso. Las relativamente ambiciosas cifras de reducción de C02 prometidas no corresponden en absoluto con las muy modestas medidas concretas propuestas para alcanzarlos. Tampoco posee suficientes objetivos concretos medibles con planes de etapas en el tiempo en los distintos campos para dar credibilidad al plan. No hay ningún hecho que hace pensar que al final de esta legislatura en el 2023, después de 8 años de gobernanza climática y ecológica del Botanic, se habrá avanzado en reducir el impacto negativo climático y ecológico de la economia y sociedad valencianas. Solo habrá una serie de iniciativas incipientes, desconexas, anecdóticas y marginales frente a las tendencias dominantes contrarias en la realidad biofísica valenciana. Por ejemplo, los planes urbanísticos, de infraestructuras, de turismo y agricultura en desarrollo o planificados auguran una continuación de la destrucción valenciana del clima y de ecosistemas, tanto local como globalmente. El Plan practicamente no dice nada de estas tendencias territoriales nefastas que encuentran “en la tubería” ni como remediarlas.

 

Sin aprender de la gestión fracasada del plan climático anterior 2013-2020

 

El texto del plan certifica que los resultados la anterior “Estrategia Valenciana ante el Cambio Climático 2013-2020” (todavía vigente) "no han sido satisfactorios" pero no se da explicación alguna del porque ha fracasado. El anterior plan climático ha sido gestionado por los mismos responsables políticos de los mismos partidos desde el 2015 hasta el verano de 2020 cuando esto se escribe. ¿Como se asegura que los resultados ahora serán mejores? No hay razón para creer que este plan no siga el mismo camino del fracaso del anterior por no corregir los errores de la gestión vigente en los últimos 5 años y por no contener objetivos concretos medibles legalmente vinculantes en todos los distintos sectores.

 

Sin freno al desarrollismo urbanístico y viario

 

Los objetivos climáticos de la ley se cancelan ampliamente si se hace un mínimo cálculo honesto del peso en emisiones(en materiales, obras, nuevas actividades y movilidades motorizadas) de las futuras obras urbanísticas, varías y de infraestructuras de los próximos 5 a 10 años según la planificación territorial vigente. La justificación de esta ley no considera en sus proyecciones los proyectos y planes existentes sobre el territorio valenciano que harán imposibles una sustancial reducción real de las emisiones de CO2 y un freno al deterioro ecológico valenciano. En los próximos años se proyectan docenas de miles de viviendas nuevas innecesarias sin demanda social, alrededor de unas 25 mil solo en la ciudad de València. Están en vías de desarrollo o proyectadas una gran ampliación de autovías como el A-7, la V21, la V-31 y varios más que incentiverán el uso del vehículo particular. El impacto de la ampliación del Puerto de València, la ocupación de suelo de la huerta en la ZAL y en Alboraia y la faraónicas obras contaminantes ferroviarias y urbanísticas del Parc Central no pueden ser compensado en por ninguna medida de mitigación incluida en esta Ley. Solo un freno en seco de estos proyectos previstos irresponsables podría desmontar un previsible espiral de destrucción ecológica, extractivismo y emisiones.

 

Solo eficiencia sin suficiencia significa más uso y consumo

 

Es una ley que confía casi todo al aumento de la eficiencia en lugar establecer topes legales para el consumo de recursos. La ley no toma en cuenta que el aumento de la eficiencia suele ir acompañado con el aumento del consumo de recursos de todo tipo. Por ejemplo, desde los años 90 el regadío valenciano se ha modernizado mucho pero el consumo de agua ha aumentado casi el 50% y la superficie agrícola alrededor del 20%. De forma similar la eficiencia energética buscada con la digitalización de los sectores productivos ha coincidido en los últimos 25 años con un aumento de las emisiones directas e indirectas en sectores como el transporte, las plataformas digitales, calefacción/aireacondicionado y los producto manufacturados. Más eficiencia técnica sin medidas claras de límite y suficiencia nunca conseguirán la sostenibilidad. Las propuestas de la ley ignoran totalmente “la paradoja de Jevons” que constata que más eficiencia por si sola suele significar más uso, más consumo de recursos y más generación de residuos.

 

No es una ley solidaria al ignorar la huella valenciana en la destrucción ecológica global

 

El plan no es solidaria globalmente. Ignora en sus indicadores concretos y medibles la huella valenciana sobre las minas, bosques, ríos y mares en cualquier punto del mundo. ya que nuestro consumo de recursos y huella ecológica ultrapasan ampliamente la capacidad de carga del planeta. Sin embargo, la regulación concreta de los volúmenes de nuestro consumo de materiales, alimentos, productos energia procedentes de cualquier parte del planeta no se incluye en los indicadores y objetivos del plan. . La contabilidad de emisiones del borrador de Ley valenciana es garafalmente falsa. Un estudio reciente de la ONU (https://rmr.fm/informes-especiales/informe-cientifico-de-panel-de-onu-alerta-sobre-devastacion-ambiental-historica/) ha confirmado que la mayoría de las actividades extractivas mineras, agrícolas y forestales se llevan a cabo en el Sur Global y representan el 50% de las emisiones globales de CO2, que a su vez son causantes de más del 80% de la pérdida de biodiversidad del planeta. El Plan Valenciano ignora totalmente en sus objetivos concretos estas emisiones y esta destrucción ambiental. Precisamente utiliza en sus indicadores las estadísticas climáticas maquilladas y edulcoradas que esconden la realidad de los impactos acumulados procedentes de esta economía extractiva global. https://www.mdpi.com/2079-9276/4/1/25 . Es un hecho profundamente insolidario no mirar más allá de nuestro patio trasero e ignorar “las emisiones a la sombra” acumuladas en los materiales y productos de consumo que importamos.  Quedamos con la perversa situación de que con la estrategia y indicadores concretos(y no teóricos) de este plan cuanto más se deslocaliza fuera de España la producción y los suministros de materiales, menos emisiones “valencianas” de CO2 se contabilizan. En el mismo sentido, la ley ignora y no cuenta las grandes emisiones de la aviación y transporte maritimo internacionales.

 

El engaño de la "neutralidad climática"

 

El engañoso y elástico camino de la “neutralidad climática” deja la puerta abierta a seguir contaminando si se “repara” con algunas obras “buenas” como la plantación de árboles o la inversión en placas solares. Esta falsa “neutralidad” se basa en una contabilidad de emisiones contaminantes muy creativa sin una sólida base científica para poder declarar “la neutralidad” cuando el complejo paper de los sumideros de C02 y la eficacia de las “medidas compensatorias” son muy inciertos y debatidos en el ámbito científico. La ley permite de forma engañosa que las empresas “compensen” sus emisiones con medidas sin concretar ni valorar su eficacia compensatoria cuando la experiencia de los últimos 30 años de políticas clilmáticas muestran que la contaminación “propia” no se compensa con “sumideros ajenos”. Hecha la ley, hecha la trampa.

 

El reduccionismo del enfoque casi exclusivo en la energía eléctrica renovable.

 

El plan refleja una visión reduccionista energética centrada el fomento de las renovables y la movilidad eléctrica que no asegura una menor dependencia de los combustibles fósiles.  La ley favorece una dependencia futura del gas natural y no aprecia ampliamente la relación compleja entre la energía y una transición ecológica. Juega todo a una carta: un aumento de la electrificación de la economía que actualmente se encuentra desde hace años estable alrededor del 20%. Más producción de electricidad renovable puede simplemente ser una suma al mix energético actual, como hemos visto en los últimos 20 años, y no reducir la dependencia del petróleo, gas y carbón. que sigue siendo alrededor de 80% del mix energético. No habrá una gran reducción de emisiones si no se acompaña el fomento de las renovables con una radical reducción de la demanda de estos combustibles fósiles y de las emisiones acumuladas en todos los materiales y productos que importamos de cualquier punto del mundo. Actualmente el aumento de la producción de renovables simplemente suma más energía en lugar de sustituir las energías sucias. El plan también confunde el sector eléctrico con el sector energético. No contabiliza la enorme inversión energética en materiales, infraestructuras y emisiones necesaria para aumentar la electrificación del mix energético ni es realista sobre el papel de la energía solar y eólica que hoy representa menos del 5% de la energía que consumimos directa o indirectamente mediante la economía material. La filosofía engañosamente tecno-optimista de la ley pregona la idea de que con el fomento de las renovables vamos camino hacia un país “descarbonizado”. Nada más lejos de la verdad. Actualmente el petróleo sigue significando globalmente(lo más importante en una economía globalizada) el 33% de la energía primaria, el gas el 24% y el carbón el 27%, frente a solo un 5% de las renovables, un 6% de la hidroeléctrica y un 4% de la nuclear, lo que muestra lo lejos que se está de un sector energético descarbonizado. En lugar de contar la dura realidad de una “transición energética” la ley da la simplista y localista idea de “desenchufar lo fósil” y “enchufar lo renovable” sin considerar los imprescindibles cambios radicales en nuestra pautas de consumo, transporte y urbanismo. Peor aún: la ley valenciana fomenta más consumo del combustible fósil del gas que considera como “menos contaminante” cuando hay abundante literatura científica que afirma que el impacto climático del gas es muy grande y creciente. https://m.publico.es/redirect/blogs/ecologismo-de-emergencia/2018/11/02/gas-renovable//amp Nadie dice que un cambio energético es fácil pero la ley dulcifica una realidad muy tozuda lo que es la mejor manera para no cambiar nada.

 

El coche eléctrico como la "propuesta estrella" condenada al fracaso

 

El borrador de ley tiene como “propuesta estrella” la promoción de coches eléctricos. En el mismo sentido, conseguir que haya más coches eléctricos, hasta el 15% del parque móvil en el 2030, no es un logro muy positivo cuando para aquella fecha el número total de coches habrá crecido al menos 15% de los cuales 85% seguirán siendo de combustión. Tampoco toma en cuenta que el vehículo eléctrico solo reduce las emisiones en entre el 17 y el 30% al considerar las emisiones acumuladas en sus materiales y producción. Además, un informe británico muy reciente (https://www.bbc.co.uk/news/amp/science-environment-53353258?__twitter_impression=true) afirma que 80% de la reducción en emisiones de los coches eléctricos será cancelada por la construcción de nuevas infraestructuras varias(muy presente con ampliaciones de autovías en la Comunidad Valenciana), aparcamientos y las sustunciales emisiones de sus frenos y neumáticos(cuyos residuos acaban en el mar). La introducción paulatina de coches eléctricos no reducirá marcadamente las emisiones ni la contaminación urbana, si el volumen total de viajes y vehículos circulando no disminuye radicalmente. El plan de electrificación del transporte no es creíble según los propios cálculos del plan en el Anexo 2 . Así no se entiende como la promoción del coche eléctrico es una de las iniciativas estrellas del plan al ser un producto de consumo muy caro que exige la construcción de infraestructuras de recarga, grandes ayudas públicas e ingentes cantidad de espacio público robado al peatón, el ciclista y el usuario del transporte público. Tampoco aborda seriamente el crecimiento del transporte de mercancías en camiones y buques muy contaminantes ni las emisiones de la aviación, todo para el cual no hay un recambio tecnológico posible, al menos a corto a medio plazo(precisamente cuando hay que actuar más climáticamente). No establece objetivos concretos y vinculantes para trasladar el transporte de mercancías de la carretera al ferrocarril. Ignora totalmente los datos recientes de que “la renovación del parque automovilístico” que muestran que los coches nuevos no reducen las emisiones totales al haber coches cada vez más pesados y más potentes incluso si son híbridos o más limpios. La misma definición de “coche eléctrico” no está clara en la propuesta ley: un vehículo debe tener uno de sus motores que se puede enchufar a la red eléctrica. Quiere decir que la mayoría de su fuente de energía puede seguir siendo la gasolina o gasoil mediante coches híbridos. En suma, es totalmente falso y engañoso referirse en el plan a los coches con motores eléctricos como vehículos “zero emisiones” o “libre de emisiones”.

 

Un cheque en blanco para la agricultura industrial biocida

 

No impone ningún objetivo concreto a la agricultura y la ganadería mientras este sector queda exento de obligaciones del uso de renovables, de la reducción radical del uso de tóxicos(como pide la Comisión Europea), nitratos y agua y mucho menos producción de carne cuando el sector agrícola y ganadero tiene un enorme impacto sobre el suelo, el agua y el aire de la Comunidad Valenciana y globalmente sobre la biodiversidad. Es chocante la falta de objetivos concretos y medibles para un sector con unos impactos fundamentales para la resiliencia, adaptabilidad y mitigación frente a la emergencia climática. A pesar de ser el sector clave para frenar la pérdida de biodiversidad la ley apenas aborda esta problemática. El silencio de la ley frente a los impactos del sector alimentario es atronador. Mientras la producción de carne representa el 14.5% de las emisiones de CO2 a nivel global, en todo su ciclo, este plan no incluye ningún objetivo concreto ni estrategia para reducir el volumen total de la ganadería valenciana ni las importaciones de piensos ni la reducción del consumo de carne por la ciudadanía valenciana. Incluso habla de aumentar la ganadería extensiva y el cultivo de de piensos animales. Habla de evitar las macrogranjas pero de forma engañosa al no establecer límites del número de cabezas de ganado por comarcas o municipios. Ignora el hecho de que las macrogranjas operan por subcontrataciones a pequeñas explotaciones en la Serranía, por ejemplo, que sufre por la contaminación por nitratos de los acuíferos. De hecho, el plan no propone medidas concretas preventivas para los centenares de municipios valencianos que sufren desde hace muchos años la contaminación de los acuíferos por nitratos a causa de la ganadería/agricultura. Es una situación que no mejora. La ley es insensible al hecho de que centenares de miles de valencianos no pueden beber el agua del grifo con seguridad.

 

Silencio ante el espiral de impactos y peligros digitales

 

La ley valenciana ignora totalmente las emisiones, grandes impactos ambientales del enorme extractivismo global y residuos peligrosos creados por un sector digital que crece vertiginosamente (ya representa entre el 3% y el 10% de las emisiones de CO2 según la contabilidad utilizada y cuyos residuos muy difícilmente reutilizase solo se reciclan alrededor del 15%(aquí como en otros sectores la economía circular no funciona) por la complejidad de sus componentes. En los últimos cinco años ha habido un incremento del 21% en los residuos electrónicos y en el 2030 se espera que se duplican. El consumo energético de sector digital crece exponencialmente sin que haya medida concreta alguna en la ley valenciana al respeto. Los componentes de los aparatos electrónicos se extraen y se fabrican con las energías más sucias y contaminantes con una enorme repercusión sobre la biodiversidad, el clima y la salud de las personas del Sur Global. La ley Valenciana también ignora totalmente que la generación digital del 5G puede significar hasta cinco veces más consumo energético del sector digital. Mientras tanto el avance incesante de la “digitalización” se proyecta como una máxima prioridad política de la misma Generalitat Valenciana. Cualquier consideración de las disparadas cifras de emisiones, consumo eléctrico, minería y residuos imposibles de reciclar/reutilizar evidencia que el “Screen New Deal”(Nuevo Trato Digital) no es nada compatible con un verdadero “Green New Deal” que aminora los peligros ecológicos. Lejos de “desmaterializar” la economía, la digitalización creciente mediante las distintas plataformas digitales, de Amazón-Uber-Deliveroo-Glovo-Lyft, aumentan las emisiones, los residuos y el extraccionismo. La ley valenciana ignora este hecho ambiental muy visible en la vida cotidiana valenciana en lugar de establecer límites y regulaciones ambientales a la explosión digital.

 

Residuos y "economia circular" que no reduce en origen los peligros del "usar y tirar".

 

La propuesta ley habla de la economía circular de forma genérica sin objetivos claros de reducción de la generación de residuos. Ignora el hecho de que según numerosos estudios científicos la gran mayoría de nuestros residuos no puede ser reciclada ni reutilizada de forma eficiente con un ahorro energético y material. La única forma de haber menos generación de residuos imposibles de reciclar y reutilizar es de reducir drásticamente la generación de residuos, es decir producir menos. Por lo tanto, una verdadera economía circular exigiría que usemos mucho menos combustibles fósiles (que no es lo mismo que usar más energía renovable), y que acumulemos menos materias primas en los productos básicos y embalajes. Lo más importante es que necesitamos hacer menos cosas: menos automóviles, menos microchips, menos edificios. Esto daría como resultado una doble ganancia: necesitaríamos menos extracción de recursos, mientras que el suministro de materiales descartados disponibles para su reutilización y reciclaje seguiría creciendo durante muchos años. No hay objetivos de reducción del consumo de recursos en la propuesta ley. El concepto de economía circular en esta ley se alinea la sostenibilidad con el crecimiento económico; en otras palabras, más automóviles, aunque sean eléctricos, más microchips, más edificios. Así piensa la ley que la economía circular fomentará "el crecimiento económico sostenible". Incluso el mayor reciclaje total de una fracción de los recursos, exige una condición adicional de simplificación de los procesos industriales: que todo este hecho con madera y metales simples, sin utilizar materiales sintéticos, semiproductos. conductores, baterías de iones de litio o material compuesto. En su actual forma “la economía circular” solo se aplica a una pequeña fracción de la economía material valenciana. Solo podemos conseguir una sociedad de reparación, reutilización y reducción de materiales mediante unas leyes y fiscalidades contundentes no mencionadas en esta propuesta de ley. Este plan valenciano, a pesar de muchas expresiones retóricas, sigue orientado a medidas “final de la tubería” de reciclaje que nunca nos acercará a una verdadera economía circular con menos extracción de recursos y mucho menos huella ecológica.

 

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13 mai 2020 3 13 /05 /mai /2020 09:48

Publicat en Levante, Agost, 2002

L´ICEBERG DE LA PUNTA I EL REALLOTJAMENT DE ZAPLANA

Isabel plora al veure avançar les maquines destructores sobre els camps que els seus avantpassats han conreat i han enriquit durant generacions. El seu marit pregunta com podrà regar si arriben a trencar a la sèquia. Ningú no té el valor de respondre. Els gats de Maruja, nerviosos, s´amaguen pel soroll i el moviment frenètic de veïnat, periodistes i obrers. Dotzenes de policies escorten al bulldozer que s´apunta a una vella alqueria. S´emporten detingudes a tres persones més que seien pacíficament davant de la pala. Sal.lus rep una bestial pallissa. Enmig d´una terrible gelor i la impotència, la magnitud de la tragèdia de l´horta de La Punta pren cos i ànima. Perquè és un mes d´agost gelat a La Punta. La tardor arriba molt prompte. Ja cauen les fulles per la última volta, i ja s´arreplega l´última ceba tendra de mil anys de collites. Perquè un canvi climàtic sobtós està provocant l´extensió d´una tundra estèril de carreteres, contenidors i més i més asfalt sobre l´horta on no sobreviuen ni les cebes ni les carxofes.
 
La delicada i complexa catifa verda de plantes, persones i caliu de l´horta deixen pas definitivament al càlcul fred i simple d´uns quants. Apreciem com el nou iceberg de ciment de La Punta s´aparta de l´horta igual com s´allunyen el blocs de gel de l´antàrtic. Són senyals vitals perillosos d´uns canvis fatals per als valencians i per totes les persones. Quina llàstima que rebem l´avís quan ja hi ha conseqüències irreversibles.

 
Mentres, una curiosa casualitat és que, durant els mateixos dies, Eduardo Zaplana haja trobat reallotjament i nova ocupació, inclús abans que els veïns i les veïnes de La Punta. Ha deixat la presidència de la Generalitat amb el mateix somriure optimista amb el que va convertir-se en el molt honorable fa sis anys. I amb la mateixa indiferència que el seu govern ha tractat als valors culturals i ecològics de l´horta -i al país en general-. Deixa una estela de terra cremada i uns armaris plens d´esquelets que segurament passaran factura al seu partit.   

 
Però, si per Zaplana la Generalitat ha sigut un campament de base temporal per poder escalar a la cimera del Govern Central, les terres i les cases de La Punta tenien unes funcions molt més singulars i permanents. La catàstrofe personal i colálectiva a que s´enfronta el veïnat de La Punta no es pot resoldre amb uns pisos de VPO o mil euros més o menys en les expropiacions (encara que mereixen el millor tractament possible), ni tan sols una oficina en la Castellana. Tot el contrari a la felicitat amb que Zaplana ha abandonat a la Generalitat, és ben segur que les famílies de La Punta deixaran a les seues cases i camps amb el cor trencat i un dolor immens que durarà molts anys. Zaplana vola a Madrid i oblida de València en un no res i a nosaltres, en canvi, ens omple la tristor i la ràbia de la pèrdua de l´última gran illa d´horta històrica de la ciutat de València.  
 
Sembla ser un hàbit malsà ser un poquet sensible pel futur d"esta terra. ¡Quant de patiment ens toca encaixar! Només ens queda el remei de que més persones poguen aprendre de la pedagogia de la catàstrofe i treure les lliçons polítiques més o menys assenyades. Hem de triar entre més destrucció de vida, cultura i terres o un reallotjament massiu dels actuals llogaters del Palau de la Generalitat. Si no, creixerà encara més la immensitat de l´iceberg de La Punta.

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8 mai 2020 5 08 /05 /mai /2020 16:13
 El dilema del docente en las aulas y centros educativos

El trabajo pedagógico en los centros escolares coloca al profesorado frente a un cruce de caminos entre dos opciones antagónicas. Resultará central en la acción pedagógica la toma de posición y la manera en que se resuelva este dilema por parte del profesorado de cualquier nivel y tipo de estudios. Los docentes tomarán partido, sí o sí, en favor de una opción u otra, lo sepan o no lo sepan, lo decidan o no, sean conscientes de ello, o no lo sean.

 

La reproducción de las desigualdades sociales mediante las desigualdades escolares opera activamente en los centros de enseñanza. Estas funciones sociales de la enseñanza se disimulan mediante la separación esquizoide existente entre lo que se dice y lo que se hace que caracteriza al discurso oficial de los centros educativos. Por un lado se afirma que el modelo escolar es justo y da oportunidades escolares a todos por igual, aunque en la práctica ocurre que nunca hace esto puesto que el orden escolar discrimina activamente en su funcionamiento a unos estudiantes y favorece a otros en función de su origen social y familiar.

 

La institución escolar moderna funciona enarbolando mitos idealizadores y esencialistas muy eficaces en la tarea de ocultar lo que son las prácticas educativas reales de la enseñanza. Docentes, padres y madres, aprendices escolares, políticos y gestores públicos, administradores y técnicos, asociaciones profesionales, sindicatos docentes, especialistas y expertos formados académicamente en áreas de conocimiento vinculadas a la acción educativa, … a menudo caen atrapados en los cantos de sirena de estas fábulas sobre lo que es la enseñanza.

 

Los discursos oficiales de tinte liberal destilados por el propio campo de la enseñanza reducen el aprendizaje escolar a las tareas de simple transmisión de conocimientos, a la relación entre docentes y estudiantes, o al sistema meritocrático de la evaluación individualizada del aprendizaje programado mediante pruebas continuadas y exámenes.

 

La burocracia escolar trata a aprendices escolares de manera aparentemente imparcial y homogénea en cada nivel y asignatura, dando la falsa apariencia de un trato neutral ajeno a las diferencias sociales y culturales del origen familiar y social de los aprendices y dejando fuera de los muros escolares las desiguales sociales que les afectan, como son las económicas, culturales, religiosas, étnicas, de género, ....

 

Los docentes de la enseñanza primaria y secundaria participan en las dinámicas escolares cotidianas que en nombre del aprendizaje alimentan la reproducción de las desigualdades existentes en el conjunto de la sociedad mediante la producción de las desigualdades escolares en notas, créditos, diplomas  y titulaciones.

 

A menudo el profesorado se limita a realizar las funciones burocratizadas vinculadas a la maquinaria meritocrática que demanda la propia institución de enseñanza, y lo hace en medio de un mar de desmotivación por parte de los aprendices escolares ante los imperativos cotidianos de la cultura escolar. Esta indiferencia estudiantil en último término tiene que ver con la falta de reconocimiento de las singularidades sociales de los aprendices escolares, que a su vez los empuja a malograrse como personas y como escolares.

 


 El profesorado se enfrenta a dos posibles opciones:

 

Por una parte se les presenta la posibilidad de que la acción docente se acople dócilmente y se someta sin problematizar a las dinámicas meritocráticas escolares del "café  para todos”. Se trata de una toma de posición a favor del "cumpliendo de órdenes" como funcionarios y simple operarios mecánicos del universo escolar. La adopción de este rol por parte del profesorado suele ser bien vista y resulta legítima a ojos de la propia institución. Estos roles burocratizados del ejercicio de la función docente están implícitos en las inercias cotidianas de la vida de aulas y centros, y operan estableciendo un manto encubridor de las diferencias sociales y culturales de origen social y familiar que constituyen a toda la población de los aprendices escolares.

 

Desde esta toma de posición no se presta atención ni se tienen en cuenta las diferencias en dificultades o en facilidades que los estudiantes tienen de partida en función de su origen social y cultural. Tampoco se percibe la discriminación activa ejercida por el orden escolar hacia determinados grupos y clases sociales frente a otros que en cambio se favorecen: los aprendices escolares que provienen de las clases y familias socialmente ya favorecidas dentro del conjunto de la sociedad. Estos roles docentes dan prioridad a las funciones de transmisión de conocimientos y de evaluación de los rendimientos programados alcanzados. El ejercicio de tales roles a la vez lleva apareado la suspensión de toda problematización y racionalidad crítica sobre las propias prácticas docentes funcionariales, que son tan asumidas por los centros escolares y por gran parte del profesorado. El discurso justificativo central de los mismos apela al éxito en la consecución de las metas meritocráticas del aprendizaje escolar.

 

B. Por otro lado,  los docentes pueden optar por ser díscolos frente a las presiones y demandas externas instituidas en los centros escolares, bien negándose explícitamente pudiendo entrar en una cadena de conflictos y externas, o bien pueden resistir mediante estrategias educativas y pedagógicas alternativas. Desde esta toma de posición el pueden no enfrentarse directamente a la maquinaria de demandas de la meritocracia escolar instituida aunque sí pueden desvirtuarlas, bloquearlas o innovarlas, creando espacios a contracorriente capaces de aprovechar las propias contradicciones internas del quehacer educativo, como por ejemplo son las que se dan entre la orientación hacia la persona y la igualdad por una lado, y la orientación hacia los derechos de propiedad y la desigualdad por otro lado, haciendo valer el poder que les da la libertad de cátedra dentro del aula.

 

El quehacer docente puede romper los determinismos sociales impresos en la enseñanza concibiendo la institución educativa de forma más compleja, contemplando la acción del trabajo vinculada a un conjunto de esferas de prácticas, sociales y educativas, en interacción y estructuralmente articuladas.

 

Entre estas esferas relacionales pueden distinguirse algunas fundamentales, siendo que cada una de ellas opera mediante pautas de valor propias y dispares o antagónicas en relación a otras. La  esfera del Estado democrático liberal se basa en el reconocimiento de los derechos igualitarios de las personas humanas y en la homogeneización en torno a una cultura y valores comunes en un mismo territorio. La esfera relacional de la familia patriarcal está basada en la jerarquía, poder y superioridad de los valores masculinos. La esfera de las relaciones industriales y la producción capitalista del desarrollo y la modernización se funda en la desigualdad económica del trabajo, el lucro y la apropiación privada de los recursos económicos. La esfera de nuestra irremediable existencia socionatural basada en el dominio antropocéntrico y el prejuicio especista que empuja la creciente destrucción ecológica, la acelerada pérdida de la biodiversidad y la degeneración de los procesos bioproductivos de la Tierra, en un planeta finito en materiales y cada vez más contaminado y enfermo.

 

Esta posible delimitación de campos relacionales estructurados que se cruzan en interacción compleja y adoptan formas particulares en el universo escolar abre la posibilidad, no solo de las prácticas sociales reproductivas de la dominación, las desigualdades sociales existentes y los valores dominantes en el conjunto social, también se abren oportunidades para posibles cambios dentro de la vida escolar mediante la alteración inventiva y la traslación de las pautas y prácticas sociales asociadas a cada una de las esferas y a las relaciones entre ellas. Esta comprensión compleja de las hibridaciones y los tejidos relacionales que actúan dentro de los recintos escolares puede hacer posible el juego de las prácticas escolares opositoras y creativas frente a las prácticas reproductivas.

 


A partir de estas posibles interacciones entre diferentes esferas valorativas y relacionales, desde el enfoque sociológico de las Teorías de la Reproducción, algunos autores han formulado el carácter dual de la educación escolar, debido a que por un lado promueve la igualdad, la tolerancia, los derechos individuales inalienables, la democracia (al menos en la teoría, en los discursos y sus legitimaciones), pero por otro lado, en las prácticas escolares diarias a la vez se justifica la desigualdad, el autoritarismo, la fragmentación, la sumisión, la dominación, los prejuicios, mediante la forma de organizar las experiencias cotidianas del alumnado que inculcan prácticas de dominación ideológica y psicológica al servicio de la reproducción de la desigualdades sociales, la destrucción ecológica, el dominio y desenraizamiento cultural, las desigualdades de género y la dominación cultural patriarcal que instaura los valores masculinos como patrones universales de valor al tiempo que devalúa o excluye los valores y culturas femeninas.  

 

 

Las contradicciones principales que afectan a la escuela se derivan del hecho de tener diferentes inserciones: en la esfera del estado democrático liberal y sus lógicas basadas en los derechos individuales de las personas, y la escuela también desempeña las funciones de adaptación del alumnado al crecimiento de la producción industrial, capitalista y patriarcal, sustentada básicamente en los derechos de propiedad privada, una prometeica superioridad, desconexión y arrogancia antropocéntrica, la dominación  masculina y sus prácticas autoritarias y jerárquicas.

 

Tal y como señalan los enfoques sociológicos de las Teorías de la reproducción: la escuela no solo reproduce las desigualdades, las reproduce mediante contradicciones y fisuras internas . La escuela también reproduce sus contradicciones internas. En consecuencia, por la puerta de atrás pueden adoptarse estrategias pedagógicas y educativas específicas que busquen preservar el respeto a la persona del estudiante y su dignidad y los derechos individuales y la intimidad de los niños y niñas, en medio de una búsqueda continuada de fórmulas pedagógicas que les permitan, como docentes y como aprendices escolares, sortear creativamente las dificultades que imponen las demandas del aprendizaje escolar y las evaluaciones meritocráticas del rendimiento de las mismas.

 

¿Qué y cómo pueden darse maneras de acción pedagógica alternativas a los roles burocráticos instituidos por parte de los docentes que opten por ello, en el día a día de centros, aulas, asignaturas, y reconociendo a la vez el protagonismo escolar que han de tener las diferencias familiares y de origen social de los aprendices escolares?

 

¿Como optar por no ejercer de funcionarios reproductivos validados y premiados por la institución escolar por parte del profesorado y la acción pedagógica que transcurre en las aulas y los centros educativos?

 

¿Como no ejercer de soldados rehenes de la ingeniería de control y desigualdad social que opera silenciosamente en el día a día de los centros escolares mediante las dinámicas meritocráticas del “café para todos” y sin caer al tiempo en discursos ideológicos esencialistas desencarnados de las experiencias educativas concretas, como pueden ser las defensas hechas en nombre de valores abstractos como son los de la libertad y la igualdad?

 

¿Como iniciar otros procesos de aprendizaje y pedagogías alternativas que compensen y ayuden eficazmente a los aprendices escolares que vienen de familias y clases sociales alejadas de las demandas culturales de socialización primaria que a escondidas la escuela exige como antesala del éxito en el rendimiento escolar?

 

La cultura escolar

 

El ejercicio del orden escolar fabrica la ilusión de un trato justo e igualitario en el que la selección y desigualdad escolar producida mediante el los ritos del examen, solo es vista como resultado de las diferencias individuales de aprendizaje expresadas mediante los sistemas de evaluación.

 

En los centros de enseñanza opera una pedagogía muy racionalizada para la socialización y el aprendizaje escolar, que diariamente es puesta en práctica por el profesorado dentro de las aulas mediante formas más o menos directivas y autoritarias.

 

La cultura escolar es exigente, puntillosa y correctiva, homogeneiza por niveles y edades, y sus pedagogías son muy racionalizadas y nada espontáneas. Estas demandan aprendizajes cognitivos muy abstractos y fuera de contexto que luego serán evaluados mediante las pruebas, exámenes y notas.

 

La cultura escolar impartida y su aprendizaje actúa mediante dos procesos fundamentales y distintivos de entrenamiento escolar: la instrucción y la formación.

 

Las tareas de instrucción se imparten e inculcan conocimientos e información en los aprendices, que se serán objeto de evaluación. Los estudiantes son sometidos a planes racionalizados de aprendizaje por objetivos, a evaluaciones individuales, numéricas, jerarquizantes y públicas, sobre las adquisiciones de conocimientos.

 

Las tareas de formación de actitudes y subjetividades son mucho más implícitas, no están formalizadas y racionalizadas públicamente como lo están las tareas de instrucción, son transversales, su normatividad está encarnada y corporizada en los aprendices por discurrir mediante la inmersión en la experiencia del vivir diario bajo las reglas y rutinas organizativas de los recintos escolares. Estas formas de aprendizaje práctico-práctico, a menudo inconscientes, inculcan sin visibilidad ni discusión pública determinados valores teóricos y prácticos dominantes en el conjunto social y contribuyen a conformar identidades, actitudes y subjetividades en los aprendices escolares.

 

En comparación con la pedagogía y los aprendizajes de primera socialización en la familia la pedagogía escolar es muy particular por estar muy racionalizada y formalizada, su dominio se pone a prueba mediante los sistemas evaluación y rendimiento de las pruebas y exámenes, que a su vez se acompañan de un sistema de premio-castigo como son las notas.

 

Aunque la cultura escolar es hiper-teórica, abstracta, memorística y libresca, en lo relativo a la parte explícita del aprendizaje curricular racionalizado mediante objetivos de aprendizaje, también a la vez es muy práctica e inconsciente por inculcarse de manera sigilosa e inadvertida mediante los hábitos y rutinas prácticas diarias que están en la organización de los espacios, tiempos y actividades dentro de los recintos escolares.

 

Tal y como formula el enfoque de las Teorías de la reproducción a partir de los años setenta del pasado siglo XX en la sociología de la educación, esta cultura práctica tiene muchas correspondencias con la organización jerárquica y coactiva de otras instituciones sociales, como son las del mundo del trabajo, de las cárceles y los ejércitos. La organización burocratizada de los centros de enseñanza tiene muchas equivalencias con la organización práctica de otras instituciones sociales como son las relacionadas con la economía y el trabajo asalariado, en ellas el bien buscado no es la nota y el aprobado sino la retribución económica del salario.

 

El aprendizaje y adaptación a los roles del orden burocrático instituido a través de las rutinas escolares diarias tiene mucha fuerza y eficacia pedagógica en los escolares, penetra y captura sin consciencia sus cuerpos y sus almas. Las demandas práctico-organizativas diarias de la escuela realizan funciones socializadoras disciplinarias de carácter muy coactivo, que exigen acatamiento, obediencia, auto-represión del Sí mismo del aprendiz escolar.

 

Junto a esta represión y autocontrol personal por parte del aprendiz escolar opera la adquisición fundamental de un manejo de la economía del aplazamiento del logro académico buscado, la obtención de las notas aprobadas, las titulaciones y los diplomas. Este dominio en la postergación temporal de lo buscado es parte central y necesaria para la consecución del éxito escolar en el aprendizaje.

 

El dominio de esta economía temporal de desplazamiento a un futuro de aquello que se quiere y busca, exige del aprendiz escolar la auto-represión del sí mismo, de las necesidades inmediatas del Eros, de las tendencias instintivas del disfrute y placer implicadas en los propios deseos, gustos e intereses. Algo similar a lo que ocurre en la oficina o en la cadena de montaje de una fábrica y las categorías sociolaborales del trabajador asalariado.

 

Para que finalmente se puedan alcanzar los logros escolares tan preciados, buscados y aplazados, los de las notas, los diplomas y los títulos, este éxito solo puede conseguirse con la contrapartida de la colaboración en la represión y el autocontrol por parte de los propios aprendices escolares.

 

El dominio práctico de este autocontrol es parte central de las exigencias prácticas escolares, es parte oculta necesaria del programa de inculcación y adquisición de los contenidos teóricos racionalizados y explícitos que son evaluados mediante pruebas y exámenes. Es una condición actúa de lleno en las rutinas prácticas del orden cotidiano en los recintos escolares y lo hace sin que apenas tengan consciencia de ello los propios afectados. En realidad atraviesa todo el orden práctico de micro-relaciones en la vida en aulas y los centros escolares. Se trata de toda una microeconomía cotidiana sobre lo esperable y su aplazamiento.

 


Dos modos de socialización y aprendizaje:
el aprendizajes práctico-práctico por familiarización y la acción pedagógica racional escolar


Para que ocurra el éxito en el rendimiento escolar este ha de estar muy compenetrado y soldado con la pedagogía de otra agencia educativa de aprendizaje y socialización: el aprendizaje primario de familia de origen de cada aprendiz escolar.

 

Los estudiantes siempre están ubicados socialmente dentro de los grupos, clases y divisiones existentes en el conjunto de la sociedad. Si se da finalmente el triunfo en el rendimiento escolar este se debe a algo más que al papel de la escuela, puesto que obedece conjuntamente a dos formas de aprendizaje y socialización: a la socialización primaria de la pedagogía familiar, que en su mayoría actúa de forma muy inconsciente, práctica-práctica, casi corporizada, y a la educación escolar que se le agrega después.

 

Aunque la institución escolar suele atribuirse todos los méritos a sí misma si se da el éxito académico, y en cambio si este no se da entonces adjudica el fracaso al estudiante particular, sin embargo en realidad esto nunca opera así.

 

Las exigencias meritocráticas abstractas y librescas se suman a las exigencias escolares prácticas de un curriculum oculto muy disciplinario, coactivo y espartano. Es la pedagogía cuartelaria opera a través de la misma organización práctica diaria del aprendizaje, en los centros y el aula, muy similar a lo que ocurre en cuarteles militares o en fábricas. Este aprendizaje práctico es semi-inconsciente por darse a través de las diarias rutinas organizativas, jerárquicas y coactivas para los aprendices escolares, tal y como se analizan desde las Teorías de la correspondencia y el enfoque sociológico de las Teorías de la reproducción. Mediante esta organización de las prácticas escolares diarias se realizan casi "mágicamente" las funciones ocultas de la reproducción de la desigualdad social que opera activamente dentro de las aulas en las rutinas y su organización cotidiana.

 

Puede ocurrir que ambas pedagogías y aprendizajes, las familiares y las escolares, sean muy desiguales y distantes en sus maneras y exigencias, la escuela entonces no puede suplir por sí misma el aprendizaje familiar primario y previo práctico-práctico que tanto necesita para su buen funcionamiento.

 

La pedagogía escolar nunca actúa en solitario sino que exige que previamente los escolares hayan tenido un determinado y particular aprendizaje familiar de primera socialización para que pueda darse finalmente el éxito escolar.

 

El capital socioeconómico y cultural de las familias varían mucho según las distintas clases de pertenencia dentro de la estructura social desigual de nuestras sociedades tan divididas como están las nuestras. Las familias y clases tienen  formas desiguales de pedagogías, de capital cultural y de aprendizajes y maneras diferenciadas de acceso a la cultura.

 

El éxito en el rendimiento escolar no es solo efecto de la escuela, esto es rotundamente falso, sino que es un efecto combinado de la socialización primaria familiar más la socialización escolar que vendrá después.

 

El “habitus escolar” , que el orden meritocrático hiper-racionalizado de los centros de enseñanza demanda a cada aprendiz es el fruto de la adquisición semi-inconsciente de un particular conjunto de disposiciones prácticas estructuradas y estructurantes, corporizadas e interiorizadas, acordes con las demandas de la pedagogía escolar y referidas a comportamientos, emociones, sentimientos, cogniciones, moralidad.

 

La adquisición del habitus escolar demandado por el campo escolar por parte de los aprendices es parte necesaria para la consecución final del éxito en el aprendizaje curricular programado.

 

A mayor distancia existente entre la pedagogía familiar primaria y sus aprendizajes de inmersión práctica sedimentados en habitus de clase en relación a la cultura escolar impartida y al habitus escolar exigido por la misma, más discriminación y más trato desigual dará la escuela, más fracaso escolar tendrán los hijos e hijas de estas familias y clases cuyas pedagogías. Más esfuerzo se les exigirá para sortear la discriminación disimulada que opera sobre los aprendices escolares cuyo origen social y familiar esté más alejado o sea antagónico en relación a las demandas escolares y la cultura escolar.

 


El enfoque de las teorías de la reproducción de la sociología de la educación desde los años setenta del pasado siglo XX ha evidenciado el importante papel que cumple el desajuste entre el habitus familar y el habitus escolar en la reproducción de las desigualdades escolares y las desigualdades sociales de la estructura social.

 

Por debajo del relato de la igualdad de oportunidades educativas en realidad ocurre que las formas más alejadas de socialización primaria y pedagogía familiar, que están asociadas a la clase social de origen, sufren una activa discriminación por parte del orden escolar. En consecuencia están llamados al fracaso escolar con más fuerza los aprendices escolares de las familias y clases populares, cuya socialización primaria se aleja más de la cultura escolar. Ellos serán carne de cañón en  la pronta selección eliminadora, el abandono y los itinerarios, créditos, diplomas y estudios de menor valor social, económico y de prestigio. Para cualquier estudiante, sea de uno u otro origen familiar y de clase, pasar exitosamente las pruebas escolares exige un manejo relativamente hábil de ambas formas de aprendizaje escolar anteriormente comentadas (la inculcación e instrucción intelectual, muy memorística y abstracta, y el sometimiento al orden práctico de la disciplina, la obediencia y el aplazamiento temporal de la motivación de logro basado en la represión y el autocontrol del propio aprendiz escolar).

 

El éxito en el rendimiento escolar en lo más fundamental exige la adaptación obediente de los estudiantes al engranaje práctico de la organización jerárquica y espartana, que reclama sumisión y obediencia. Para ello se exige al aprendiz la interiorización del habitus escolar conformado por un conjunto particular de disposiciones mentales, emocionales, sensitivas, corporales, morales e intelectuales. Esta disposiciones se interiorizan, aprenden y ejercitan en la práctica, sin lenguaje explícito, su génesis opera mediante el contagio e inmersión en la experiencia escolar y en sus pautas cotidianas rígidamente organizadas.

 

Este autocontrol individual que es parte del habitus escolar resulta vital para poder pasar con cierto éxito por la escuela y siempre acompaña a las demandas de obediencia y disciplina jerárquica, que se acoplan tan bien a las demandas a los asalariados adultos en fábricas y oficinas.

 

La adquisición del autocontrol sobre los propios impulsos exige  la auto-represión del libre discurrir del Eros, del placer del disfrute en el presente, del gusto y el goce de realizar los deseos inmediatos. Para el éxito escolar estos impulsos deben ser reprimidos por parte de los propios aprendices escolares, que han de aprender a hacerlo si quieren alcanzar el éxito académico. Se trata de exigencias coactivas que han de cumplirse para sortear con éxito las sucesivas selecciones escolares y ganar finalmente el aprobado, los créditos escolares, los diplomas y títulos.

 

La adquisición de este habitus escolar estructurado y a la vez dotado de capacidad estructurante de las prácticas permite a su vez trasladarlo y ponerlo en práctica en otros contextos sociales relacionales distintos a los escolares.

 

Los escolares que aprenden a “comportarse adecuadamente” en la escuela también sabrán comportarse de igual manera en otros contextos sociales con demandas similares. Es decir la adquisición duradera del habitus escolar ofrece posibilidades de convertibilidad en otros campos relacionales diferentes a los escolares.

 

El autocontrol sobre el sí mismo asociado a la renuncia a las satisfacciones inmediatas a menudo tiene efectos nefastos en los aprendices escolares: el vaciamiento de sentido y valor de la propia experiencia del aprendizaje escolar. Los aprendices llegan a renegar del valor de los conocimientos escolares despreciando el acceso a cultura que ofrecen las instituciones de enseñanza. La experiencia de horas y horas en los recintos escolares acaba llenándose de desasosiego, rechazo y malestar emocional. Los estudiantes pueden acabar despreciando y odiando aquello que están obligados a manejar: la propia experiencia del dominio y aprendizaje cultural, llegando incluso a movilizar un asco proyectivo hacia materias, profesores, créditos, notas y diplomas, y los tiempos y rutinas de la vida escolar se viven como penalidades teñidas de nihilismo y vaciado de sentido.

 

¿Como impedir desde el oficio docente este trágico vaciamiento y la desmotivación masiva que hoy llena las aulas? ¿Como alcanzar el dominio de la auto-represión que demanda la escuela pero sin estos altos costes individuales sobre los estudiantes, que los abocan al empobrecimiento cultural, al nihilismo y al padecimiento continuado durante las largas jornadas dentro de los recintos escolares?

El motivo aplazado de las metas y logros buscados está firmemente inscrito en la organización práctica diaria de los centros y aulas, media todo el aprendizaje práctico, informal y oculto, acompañando también al aprendizaje formalizado, explícito y curricular.

¿Cómo es posible aprender a desplazar las metas del logro sin que se de el tal vaciamiento y empobrecimiento de la propia experiencia de inmersión en el aprendizaje?

¿Como salir del tedio y el malestar que inunda las aulas?

¿Cómo abandonar la posición de desanimados y desafectos que desprecian aquello que a la vez necesitan y tiene tanto valor para ellos y para su propio futuro social, como es el acceso y dominio de parte del legado histórico de la riqueza cultural humana fabricada durante generaciones y transmitida en la vida escolar y académica?


Además, este acceso a la cultura escolar es mucho más necesario y vital para los hijos de familias y clases desfavorecidas, que no tienen ni tendrán otras posibilidades de acceso y dominio de los valiosos legados culturales a lo largo de su socialización y aprendizaje primario y secundario en sus familias de origen y en sus entornos sociales de clase.

¿Cómo aprender disfrutando e identificándose con aquello que ha de hacerse?

 


El choque cultural entre el aprendizaje familiar y el aprendizaje escolar

 

En los recintos escolares las exigencias meritocráticas abstractas y librescas se suman a la puesta en práctica de un curriculum oculto muy represivo y disciplinario, como es el que opera en la misma organización diaria del aprendizaje en los centros y el aula. Mediante este aprendizaje práctico semi-inconsciente inscrito en las mismas inercias organizativas, jerárquicas y coactivas, toman cuerpo las funciones sociales ocultas de la reproducción de la desigualdad de la sociedad general y de los valores sociales dominantes.

 

Para el éxito escolar los aprendices escolares han acoplarse al orden burocrático cotidiano de los recintos escolares, que afecta a horarios, espacios físicos, ejercicios, asignaturas, pupitres, aulas, patio de recreo, pasillos, salas de ciencias, laboratorios, deportes, etc. Esta adecuación al orden escolar exige a los aprendices autodisciplina y represión a la vez que se someten a procesos intensivos de vigilancia y control con correctivos y penalizaciones continuadas ante las infracciones y evasiones.

 

Estos hábitos de autocontrol y disciplina junto al manejo psicológico de la motivación de logro aplazado van más allá de los contenidos de los contenidos teóricos específicos de asignaturas y materias que se evalúan.  En lo fundamental suponen una interiorización de la propia lógica del aplazamiento temporal del logro (las buenas notas, el aprobado, el diploma, el título).

 

Sin embargo estos hábitos de autocontrol pueden no haberse aprendido en la familia durante la primera socialización, cuando esto ocurre los estudiantes implicados tienen todas las cartas para el fracaso escolar, la eliminación y el abandono escolar temprano.

 

 Es decir, es en el medio familiar y en sus particulares y distintivas culturas prácticas, dotadas de un determinado capital cultural y de unas pedagogías y aprendizajes propios, que varían según clases y familias, es donde se adquiere este dominio inconsciente práctico-práctico incorporado como disposición estructuradas y estructurantes en los aprendices. Si no se ha adquirido este dominio de postergación temporal de los bienes buscados que la escuela reclama, entonces se necesitan dosis añadidas de trabajo pedagógico para compensar las distancias con la cultura escolar y con sus demandas para poder alcanzar el éxito en el rendimiento escolar.

 

En consecuencia, puede darse que los aprendices escolares llegan a la escuela con culturas prácticas familiares de clase de primera socialización muy alejadas o contrarias a las demandas escolares. La cultura de socialización primaria familiar es el aprendizaje más potente, duradero, imborrable, inscrito en las emociones, la mente, los comportamientos y los cuerpos del niño y la niña, en el habla, los movimientos, los sentimientos, el comer, el andar, el relacionarse con los demás y con uno mismo, el vestir, ...

Este primer aprendizaje por inmersión deja profundas huellas y un estilo, marca o un particular habitus familiar. A menudo este habitus de clase, como también le ocurre al habitus de género, es muy visible y se percibe externamente por los otros.

 

La génesis del habitus familiar de la socialización primaria familiar anterior a la socialización secundaria de la escuela actúa por inmersión práctica, contagio y familiarización en medio de las relaciones con los "otros" próximos del entorno familiar, humanos, seres no humanos, cosas, objetos, materiales, tecnologías... La conformación y aprendizaje de estos habitus familiares es parte de los procesos instintivos que también tienen otros animales sociales. Somos mamíferos y de primates, somos bioculturales. Nuestros comportamientos no solo están mediados por la mente, las ideas, creencias y valores, también están encarnados en los instintos y las emociones. Nuestras emociones afectivas se balancean dinámicamente en grados, tonalidades y polaridades, amor, simpatía, empatía, fusión, identificación, y odio, rabia, asco, ira... Se trata de las fuerzas emociones destiladas en último término a partir de procesos bioquímicos inscritos en nuestro cerebro y biología de especie, a partir de nuestra condición mamífera dotada del cerebro intermedio (sistema límbico), que compartimos filogenéticamente con otros mamíferos.

 

Nuestros afectos nos empujan a identificamos con los humanos próximos con los que nos ensamblamos emocionalmente, y lo hacemos a menudo sin racionalizaciones, sin haberlo decidido ni quererlo, y con los otros cercanos y conocidos lo hacemos de manera más intensa e inmediata, y estos otros pueden ser gente, animales no humanos, objetos fabricados, materiales, artefactos, tecnologías, plantas, ...

 

Estos aprendizajes y su memoria semi-inconsciente se adquieren sin la dirección de una racionalidad y consciencia, su fabricación es práctica-práctica, adoptando patrones estables estructurados que a su vez son estructurantes puesto que se actualizan en las experiencias y relaciones. El medio sociocultural y el medio biológico y físico-natural y ecológico constituye la masa madre de todo el proceso. La conformación de habitus en los individuos puede adoptar formas muy diversas y particulares dependiendo de las interaciones en las que esté inmerso durante las edades tempranas en la socialización primaria familiar. Estos aprendizajes sociales primeros tan difíciles de cambiar son capilares y están inscritos como un código genético y corporal en los individuos.

 

Los niños y niñas siempre van equipados con ellos cuando llegan a la escuela, llevan la marca de su origen social de pertenencia, el sello de clase y familia. El mundo de la enseñanza parte siempre de ellos, nunca actúa desde cero ni desde una tabla rasa sin grabados previos, a pesar de que esta dependencia necesaria para la pedagogía escolar no se reconozca por parte de la escuela y esta se adjudique para ella solamente los éxitos en el rendimiento del aprendizaje que obtienen los aprendices.

 

El problema aparece cuando es muy distante la cultura adquirida de primera socialización familiar en relación a las demandas y pedagogía de la cultura escolar, puesto que esta es muy quisquillosa y exigente, en las dos dimensiones comentadas: las jerárquicas, prácticas y disciplinarias, y las demandas y aprendizajes explícitos, curriculares, librescos, racionalizados y abstractos.


Este choque cultural entre el origen sociofamiliar y las normas teórico-prácticas de la cultura y el aprendizaje escolar carece de visibilidad a ojos del discurso oficial de la enseñanza y de los diferentes actores de la comunidad educativa.

 

Los aprendices escolares son entonces percibidos individualizadamente bajo la ficción idealista de solo ser átomos separados y aislados de su origen social de pertenencia, solo son identificados como "alumnos" con nombre, apellidos y curriculum académico. Se trata de un negacionismo indiferente a las identidades sociales de los aprendices y a las diversas culturas familiares que llevan grabadas en sus cuerpos y mentes cuando llegan a la escuela.


 
Pueden ser muchas y muy variadas las expresiones habituales de este choque entre cultura familiar y cultura escolar, mediatizadas por factores como son la edad, el sexo, el lugar, el centro educativo, el aula, el docente, la pedagogía didáctica, etc. A menudo en los aprendices escolares se expresan las marcas visibles de su origen social, que sacan a la luz la larvada confrontación social y cultural que opera dentro de los recintos escolares, como son: el desánimo, el continuo perder el tiempo, el aburrimiento, la desgana, el desinterés,  el goteo de boicots a la dinámica de la clase y al profesor, los chistes y risas, las burlas, los continuados despistes y distracciones, la falta de atención, la agresión y violencia, el vandalismo, los abusos sobre los otros aprendices, la invención y defensa de valores anti-escuela, los ataques y desprecios a los "empollones y pringados" que se acoplan a las demandas escolares, la constitución de grupos de iguales “colegas” que producen activamente comunidad y fabrican valores alternativos y cultura anti-escuela, anti-libresca, anti-teórica, construidas a partir de los ladrillos del propio entorno social de los aprendices. Se enfrentan y resisten así a los imperativos escolares y para ello extraen valores que modelan y hacen propios, como pueden ser los provenientes de la música, el deporte, el consumismo, la fuerza física, el alcohol y otras drogas, la estética en vestimentas y en los estilos de autopresentación pública, las adopción de gustos e identidades extravagantes, la mimesis con arquetipos exagerados de masculinidad modelo macho alfa, o de feminidad superWoman objeto de seducción y atracción del deseo masculino, la adopción de estilos de comportarse, hablas y jergas "maleducadas" que emplean el grito, los insultos,  el desaliño y la escasa diligencia,  ....

 

Uno de los beneficios ocultos de la construcción grupal de micro-culturas estudiantiles es ganar, al menos durante un tiempo que están en los recintos escolares, algo de amor propio, reconocimiento y autoprotección por parte de propio grupo de colegas. Estas dosis de valía y autoestima les sirven en parte para compensar las humillaciones y el estigma público que reciben por parte de la escuela, poniendo en valor aquello que es devaluado y despreciado por la escuela.


De esta manera amortiguan parcialmente los padecimientos de los estigmas y el rechazo público que reciben por parte de la institución escolar ante su fracaso continuado. Constituyen microculturas mediante formas reactivas de resistencia en respuesta a los daños a su dignidad personal que operan mediante la vigilancia correctiva y los castigos de las notas y los suspensos públicos que reciben, causados en última instancia por no poder adaptarse y por no estar equipados con los aprendizajes familiares primarios que exige la escuela para alcanzar los éxitos escolares que promete y avanzar en los sucesivos tramos educativos.

 

Sin embargo la ceguera escolar instituida en centros y docentes, suele culpar a los propios estudiantes de sus fracasos escolares, no queriendo entender la responsabilidad que tiene la propia institución escolar cuando fomenta y a la vez niega el choque cultural entre la socialización y habitus adquiridos de la familia y los de la escuela, negando que ella tenga algo que ver en ello.

 

Los estudiantes, en realidad son víctimas impotentes de esta silenciosa confrontación social y cultural disimulada y negada activamente por parte del orden escolar en nombre de la neutralidad ante el origen sociocultural de los aprendices escolares. Al tiempo se invisibilizan y desprecian los las culturas de resistencia anti-escuela que activamente crean. A menudo, en pago a esta inadaptación y rechazo de la cultura escolar solo reciben los castigos de las bajas notas, los suspensos y la expulsión temprana de los recintos escolares. El sistema de premio-castigo estrella en la vida escolar que son las notas, para ellos se convierten en humillantes correcciones y penalizaciones públicas de escarnio y ostracismo ante comportamientos desaprobados y considerados "desviados".

 

El orden escolar de vigilancia y control persigue minuciosamente estas resistencias culturales anti-escuela de los aprendices, muchas de ellas ligadas al choque entre la cultura y habitus familiar y la cultura escolar, lo hace mediante sistemas de penalización y corrección perpetua sobre conductas distraídas, desatención, desinterés, falta de diligencia, maneras de hablar, de vestir, gustos, aficiones, motivaciones, amistades, … devaluando públicamente y estigmatizando a los aprendices y sus cuadrillas, persiguiendo y castigando los comportamientos desmotivados, nerviosos, descentrados, hiperactivos, ....

 

También se biologizan, psiquiatrizan y medicalizan estos comportamientos mediante diagnósticos tipificados y avalados por profesionales especialistas, como son los psicólogos, pedagogos, pediatras, médicos, psiquiatras, ... Esto ocurre por ejemplo con la adopción de protocolos de actuación escolar sobre el llamado TDAH (“trastorno de déficit de atención e hiperactividad” por parte de los centros de enseñanza. Las comunidades autonómicas del estado español, en el desarrollo de un apartado de la ley educativa LONCE hecha por el gobierno del Partido Popular están impulsando estas políticas escolares. Su finalidad está en detectar tempranamente el TDAH en las poblaciones escolares, exigiendo la colaboración activa de centros y docentes para iniciar procesos de medicalización médica y reeducación con estos aprendices escolares desadaptados. En nombre de inventadas patologías biologicistas y a-sociales de carácter médico y psiquiátrico, expertos especialistas opinan y emiten dictámenes públicos que formulan la existencia de supuestas alteraciones neurológicas cerebrales detrás de determinados comportamientos, a pesar de carecer de todo rigor y fundamento en evidencias científicas.

 

A los escolares diagnosticados con el TDAH se les somete a una medicalización con psicofármacos junto a procesos de reeducativos en manos de un variado cuerpo de especialistas.

 

Esta indebida patologización biologicista del aprendizaje y el fracaso escolar parte del principio de que en vez de cambiar la escuela ante la patente crisis de la misma, hay que cambiar directamente la cabeza y el funcionamiento neurológico del alumnado, lo que a su vez repercute indeleblemente en sus cuerpos y en sus vidas. Todo y a pesar de que los mejores resultados y evidencias empíricas disponibles en la investigación básica aportada por los profesionales de la neurología desmienten rotundamente la existencia de relaciones causales entre alteraciones neurológicas y el conjunto de síntomas arbitrariamente agrupados bajo el engañoso término unificador del TDAH. Es decir, carece de todo fundamento científico el supuesto de que funcionamiento bioquímico del cerebro es la causa directa de muchos trastornos de conducta que generan inadaptación y fracaso en el aprendizaje escolar, tal y como también viene ocurriendo con otras enfermedades neurológicas y psiquiátricas fabricadas, como es el llamado "Trastorno bipolar infantil".

 

En suma, los protocolos clínicos de medicalización social a granel que ya han entrado en los recintos escolares y en las familias obedecen a otras razones, como son las de los intereses económicos y el control social, es decir a intereses extra-científicos y extra-escolares, no a los problemas reales que inciden en el fracaso escolar y son reducibles a la biología. Las corrientes principales del cuerpo de conocimientos de la psiquiatría, resultan infundadas y rancias por caracterizarse por un reduccionismo biologicista individualizante y a-social por empeñarse en avalar y dar falsos sellos de credibilidad "científica" a unos peligrosos y dañinos tratamientos con psicofármacos carentes de todo rigor empírico, metodológico y científico. Los intereses del gran negocio de las empresas farmaceúticas y los laboratorios han conseguido también los apoyos de los gestores públicos de la enseñanza, los partidos políticos de todo color ideológico, de izquierdas y de derechas, las asociaciones de madres y padres de alumnos, los profesionales expertos formados académicamente en áreas de conocimiento especializadas  en el campo de la educación, como son los psicólogos, pedagogos, pediatras, psiquiatras, el profesorado, … y de sus organizaciones profesionales, etc.

 

¿Como iniciar otros procesos de aprendizaje y pedagogías alternativas que compensen y ayuden eficazmente a los aprendices escolares que vienen de familias y clases sociales alejadas de las demandas culturales de socialización primaria que a escondidas la escuela exige como antesala del éxito en el rendimiento escolar?

 

En definitiva, para poder alcanzar el éxito escolar es necesario haber tenido previamente un determinado aprendizaje de socialización familiar primaria. La escuela exige un particular tipo de aprendizaje previo familiar, sin él no hay éxito escolar posible para los aprendices escolares cuando ocurre que se da mucha distancia entre la pedagogía familiar y la cultura pedagógica de las escuela. Si se dan grandes diferencias entre la pedagogía escolar y los aprendizajes de primera socialización, familiar entonces los esfuerzos hechos por parte de los aprendices escolares serán muy infructuosos, y tendrán que enfrentarse a muchas dificultades y obstáculos por todo ello. En consecuencia les será imposible ir superando los sucesivas pruebas selectivas y los niveles escolares.

 

A más distancia y contraposición entre la cultura y capital familiar y la cultura escolar, más y más llenarán los hijos de estas familias y clases sociales las bolsas de fracasados escolares, de desanimados y de abandonos.

 

En consecuencia estos grupos sociales y familias culturalmente alejados de la cultura escolar tendrán un alto coste a pagar si quieren conseguir superar con éxito los obstáculos de este choque cultural: estarán obligados a un sobreesfuerzo personal en comparación con el resto de aprendices hijos de culturas familiares y clases más cercanas a la cultura escolar. A causa de las diferencias culturales entre familia y escuela tendrán que esforzarse mucho más, y también escuela les exigirá disimuladamente mucho más bajo la coartada meritocrática de la igualdad de oportunidades escolares, para poder compensar y superar finalmente los altos muros del acceso y dominio de la cultura escolar.

 

Para los hijos e hijas de estas familias y clases sociales este sobreesfuerzo es algo más que un simple proceso de reeducación puesto que implica más bien lo que es una conversión, una aculturización asociada a un desclasamiento y desenraizamiento en relación a sus orígenes sociales y a la cultura madre sociofamiliar en la que han aprendido y se han socializado desde edades muy tempranas.

 

Todo ello opera por debajo del ropaje igualador de la escuela moderna y sus relatos sobre la aparente igualdad meritocrática y la “igualdad de oportunidades” escolares, el derecho universal a la educación primaria, la homogeneización curricular en el aula y en los sistemas de evaluación para cada nivel y el trato aparentemente neutral indiferente a las diferencias y desigualdades socioculturales de origen social.

 

En resumen, la socialización y el aprendizaje primario familiar siempre tienen profundas huellas en los aprendices escolares, que a su vez alimentan la desigualdad escolar de notas y estudios en la pirámide educativa, que más tarde desembocarán en desigualdad social.

 

Se reproducen y convierten así lo que aparentemente eran trayectorias escolares, notas, créditos y diplomas, en desigualdades sociales y económicas, que a su vez reproducen las desigualdades y divisiones de la estructura de divisiones del conjunto de la sociedad.

Mediante las dinámicas meritocráticas de las desigualdad escolar y el imperio del examen y las notas, se reproduce finalmente el orden de las desigualdades sociales presentes en la sociedad.

 

Para estos aprendices escolares discriminados activamente por el orden meritocrático de la escuela a causa de su origen familiar y de clase, nunca hay las mismas posibilidades de aprendizaje que el resto. No existe en realidad la igualdad de oportunidades educativas proclamada puesto que en el día a día de la vida escolar reciben un trato desigual dependiendo del origen familiar y de clase.

 

El trato diferente es lo que hay por debajo del traje de las exigencias meritocráticas establecidas bajo el principio de que todos los aprendices son tratados por igual, independientemente de su origen social y en consecuencias el mundo escolar es justo y equitativo. Según estos relatos oficiales las desigualdades escolares en notas y estudios responden exclusivamente a los aprendices escolares, estos son tomados individualmente como los únicos responsables al tiempo que  la propia institución escolar se libra de responsabilidades, de autoreflevividad y de autocrítica.

 

El proceso que va de la “igualdad de oportunidades” a la entrada y la desigualdad educativa a la salida del periplo escolar, encubre lo que realmente hace el orden escolar de la escuela moderna: invalidar activamente el derecho a una escolarización primaria universal al hacer lo contrario de lo que pregona: da un permanente trato desigual y discriminativo a los aprendices con orígenes sociales y familiares más humildes y distantes en capital cultural y en hábitos primarios de aprendizaje, pensamiento y habla. Además los estudiantes que provienen de familias y clases socioeconómicas infradotadas o carentes de medios y recursos económicos propios, que en cambio sí tienen otras familias, clases y colectivos sociales, tienen menos recursos económicos y culturales a su alcance para poder compensar en lo posible este desigual trato escolar que reciben. Para las metas del éxito escolar están obligados a buscar apoyos suplementarios y a realizar muchos más esfuerzos ante la activa discriminación y el trato desigual que reciben por parte de la escuela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


   _______________________
Materiales docentes
mara.cabrejas@uv.es
Universitat de València
Mara Cabrejas

 Bowles, S y H. Gintis (1981).: La instrucción escolar en la América capitalista. Madrid, Siglo XXI;
Apple, M. (1986).: Ideología y currículo. Madrid, Akal.
Apple, M. (1996).: El conocimiento oficial. La educación democrática en una era conservadora. Barcelona, Paidós.
Giroux, H.A. (1992).: Teoría y resistencia en educación. México, S. XXI
 Se pueden ver de forma dramatizada las dimensiones más disciplinarias y coercitivas de la organización rutinaria del espacio, el tiempo, los ejercicios escolares y los aprendices escolares en el vídeo musical “El muro” de Pink Floyd:  HYPERLINK "https://www.youtube.com/watch?v=JjoLEXz8FkU"https://www.youtube.com/watch?v=JjoLEXz8FkU

 Ver  aquí el vídeo documental: “La educación prohibida"
  HYPERLINK "https://www.youtube.com/watch?v=5ECJOXK_vAM" https://www.youtube.com/watch?v=5ECJOXK_vAM

 Bourdieu, P. y Passeron, J.C (1977).: La reproducción. Barcelona, Laia.

 Ver el vídeo: “Mi amigo Nietzsche” HYPERLINK "https://www.youtube.com/watch?v=lxG4etYg7wo"https://www.youtube.com/watch?v=lxG4etYg7wo

A Lucas, el protagonista del relato, le ayudan a superar los suspensos en notas y el desánimo, unos factores extra-escolares que de pronto se encuentra, como son un chatarrero, un libro, algunos vecinos, y los colegas de clase, no la propia escuela. ¿Pero quizás podría haber venido esa ayuda de algún profesor ? ¿Cómo podrá hacer sido? Es grande el coste colateral sobre Lucas que le exige la superación del fracaso escolar. Para alcanzar finalmente las buenas notas y el éxito escolar Lucas tuvo que realizar un sobre-esfuerzo para poder acercarse y apropiarse con relativo éxito de la cultura escolar, por estar está infra-dotado del capital cultural familiar necesario para ello. Mediante la atenta lectura y relectura minuciosa del libro de Nietzsche que casualmente encontró tirado en un solar convertido en vertedero de basuras y desechos: "Así habló Zaratrusta" pudo ir descifrándolo. En medio de este trabajo arduo en constancia y detalle sobre cada palabra y sobre los significados desconocidos para él, tuvo en contra impidiéndoselo a su propia madre, a la pobreza de la cultura familiar, a la rigidez de la doctrina religiosa y a la misma maestra y escuela, indiferentes a las dificultades y las condiciones  de su origen social y empobrecido capital cultural familiar de Lucas.

 En sociología de la educación el enfoque particular de las Teorías de la resistencia dentro de las “Teorías de la reproducción”, analiza en profundidad estar marcas sociales del origen familiar al estudiar las culturas de resistencia que activamente crean los estudiantes dentro de los recintos escolares.  Ver sn Willis, P (1986): Aprendiendo a trabajar. Madrid, Akal.

 

 

 

 

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20 février 2020 4 20 /02 /février /2020 23:06
La implacable intrusión de Gaia

Somos seres terrícolas y siempre lo hemos sido, nunca hemos estado separados e independientes de la naturaleza, tal como idearon los modernos. Gaia no es solo una metáfora, es un nombre que refiere a las realidades materiales en las que los humanos estamos necesariamente insertos. Gaia es lo que hay detrás de eso que llamamos sobrecalentamiento climático y emergencia climática y ecológica.

 

Gaia no es solo un término para dar nombre a la Tierra, ni tampoco refiere solo a una Tierra nutricia, a una Madre Tierra, como la que honran algunos pueblos humanos que reclaman que tenga derechos y protección. Aunque Gaia no contradice estas imágenes benefactoras para los humanos también responde otras figuraciones pertinentes que no se reducen a estos imaginarios y creencias culturales. Gaia también es el nombre para una divinidad más antigua que los dioses griegos, que podría ser la figura de una madre, pero no la madre buena y amorosa sino la madre indiferente y quisquillosa que no hay que ofender.

 

La realidad aludida con el término Gaia a comienzos de los 70 del siglo XX fue bautizada así por James Lovelock y Lynn Margulis a partir de investigaciones de disciplinas científicas separadas que convergieron y ponían de manifiesto el denso conjunto de relaciones que se acoplan: los seres vivos, los océanos, la atmósfera, el clima, los suelos. Gaia refiere al planeta viviente, que ha de ser reconocido como un “ser” no reducible a una simple suma de procesos y partes por ser el producto de una intrincada historia de co-evolución, cuyos primeros artesanos y autores fueron innumerables comunidades de microorganismos. Gaia es el nombre dado a esa disposición de relaciones materiales, aquello de lo que irremediablemente dependemos los humanos y que ha sido el marco global estable de nuestras historias y aspiraciones.

 

La idea de Gaia refiere a los procesos naturales de la Tierra que no están dotados de elementos intencionales ni de conciencia. Gaia es un sistema autorregulador fruto de la casualidad y de la necesidad, es la Tierra regulada mediante procesos mecanicistas y estocásticos y cuyos comportamientos se asemejan a los de un organismo. El funcionamiento de Gaia no es estable por ser el resultado de múltiples acoplamientos no lineales entre los procesos que la componen y por ello es susceptible de abruptas mutaciones. Esa disposición procesual y dinámica es algo asemejable a ser "uno", puesto que es así como responde Gaia ante lo que le perturba: con una coherencia compleja irreductible a una simple suma de modificaciones de sus partes. Gaia está dotada de una historia y de un régimen de actividad propia, constituye un "todo" que surge de la manera en que los procesos que la constituyen se acoplan de formas múltiples y entrelazadas, en los que la variación de unos tiene efectos múltiples en los otros y puede dar lugar a cambios inesperados en el conjunto. Parecía que tales acoplamientos daban garantías de un tipo de estabilidad asociada un organismo vivo con buena salud, entonces Gaia podía ser percibida como una madre nutricia y buena que debía ser protegida.

 

A partir de ahora nuestra comprensión de que Gaia es menos tranquilizadora, más que nunca asoma el rostro de la temible Gaia. El avance de las sociedades del desarrollo y la modernización tecno-industrial ha franqueado muchos márgenes de tolerancia rebasando muchas limitaciones ecológicas. A consecuencia a las alteraciones que los humanos le han infringido las respuestas que Gaia pueda dar tienen el peligro de que sean brutales y excesivas para nosotros y el resto de criaturas.

 

En nuestra época han cambiado de forma alarmante los metabolismos de la Tierra, según anuncian muchas evidencias científicas en las últimas décadas sobre el estado de los sistemas naturales y los seres que los habitan. Al mismo tiempo el dominio neoliberal del mercado y su fusión con la política ha restringido el espacio de las elecciones efectivas durante las últimas tres décadas: no se pueden tocar ni las leyes del mercado ni los beneficios de las industrias, por tanto solo se trata de adaptarse. Si hace medio siglo las grandes perspectivas de innovación científico-técnica eran percibidas como sinónimo de progreso, en adelante esta confianza se ha deteriorado mucho ante la proliferación de daños y peligros ambientales monstruosos.


 
Ahora que sabemos de la grandiosa e intrincada existencia de Gaia, una discusión fundamental está en si la Tierra debe seguir definiéndose reduciéndola a simples recursos materiales disponibles para los fines humanos, o si bien hemos de conservarla y protegerla con urgencia. Estamos mal preparados para dar respuestas acordes con las situaciones que hemos desencadenado en Gaia. Las ciencias no están equipadas para dar respuestas a las amenazas del porvenir, tampoco lo están las élites políticas y económicas.

 

No hay gran cosa nueva que podamos esperar de “nuestros responsables”, afanados como están en la gestión de un “pánico frío” que ellos también comparten mediante los mandatos contradictorios de un doble imperativo: la competitividad económica y a su vez el desafío ecológico que cataloga de irresponsable las metas del crecimiento económico material. ¡Consuman! puesto que de ello depende el crecimiento, aunque la huella ecológica destructiva de los estilos de vidas debe cambiar y reducirse por el carácter egoísta e irresponsable de este modo de consumo.

 

La implacable intrusión de Gaia

 

Hemos devenido actores globales con impactos destructivos globales y como contrapartida la Tierra responde a nuestros actos con la implacable intrusión de Gaia. ¿Es combate, diálogo o acuerdo? Ante el riesgo atroz de muerte para multitudes humanas y no humanas, la tarea pendiente es la fabricación de un contrato natural que pueda alimentar la esperanza de una digna vida común.

 

La teoría Gaia establece un vínculo inevitable entre los seres humanos y la naturaleza al afirmar algo que ya decían algunas religiones primordiales, como el animismo. Si en los cultos monoteístas Dios es el garante final del sentido de la vida humana, para la teoría Gaia el mundo no tiene más sentido que la vida de las amebas. Gaia, que es el nombre de la antigua diosa griega de la Tierra, fue anticipada hace miles de años en el verso de Te Ching, que a su vez recoge un texto taoista más antiguo sobre los ritos de la antigua China que empleaban como ofrenda a los dioses unos “perros de paja”, estos eran pisoteados y abandonados una vez acabado el ritual (…” El Sol y la Tierra son implacables, los seres de la creación son para ellos meros perros de paja”). Si los humanos continúan perturbando los equilibrios de Gaia ellos también serán pisoteados, nunca podremos ser otra cosa que perros de paja.

 

Ahora que sabemos de la grandiosa e intrincada existencia de Gaia y de nuestra irrebasable dependencia de ella. Gaia hoy está asociada a lo nunca visto, a un sentimiento de verdad incómoda que constituye una radical novedad para nosotros los humanos modernos, los que afirmamos la grandeza de los pueblos en función de la manera de idear creencias de separación, dominio y conquista sobre la naturaleza, sobre "nosotros" y sobre el "uno" anónimo que es Gaia. La sorda y ciega intrusión de Gaia no responde a la imagen benefactora invocada cuando se alude a nuestras conexiones y pertenencia a la Tierra. A partir de ahora se trata de Gaia la indiferente, la que no nos pregunta ni exige nada, esto traduce la especificidad de lo que está ocurriendo con Gaia:  el acontecimiento de una intrusión unilateral.

 

La intrusión de Gaia ha llegado para quedarse y ser parte irremediable de nuestro futuro, no responde a un mal momento que pueda tener arreglo y que pasará. No es una crisis más entre otras que podamos dejar para después y encarar más tarde o mañana, puesto que de ello depende nuestro futuro. ¿Acaso este podrá ser digno de ser vivido?. Dependerá de lo que hagamos frente a este “ser” implacable y sordo.

 

En todas partes viene ocurriendo el mismo proceso de destrucción ecológica que permite el obrar unos con otros y conduce al triple estrago medioambiental: devastar la Tierra, devastar las capacidades inventivas colectivas, devastar las capacidades individuales para escapar mediante la conformidad con los negocios y el mercado. La magnitud de las alteraciones infringidas a Gaia por el desarrollo tecno-industrial están documentadas por los mejores conocimientos científicos disponibles. De sobra sabemos que la temible intrusión de Gaia es causada por la creciente destrucción de las bases materiales y ecológicas de la existencia humana y no humana que nosotros provocamos.

 

Aunque los poderes de Gaia son grandiosos, sin intención y con respuestas ciegas ante las muchas provocaciones irresponsables de lo que hemos llamado progreso, desarrollo y modernización, la misma Gaia no está amenazada, en cambio sí lo están las numerosas especies vivas que serán  barridas a una velocidad sin precedentes por los cambios ambientales que los humanos  están ejerciendo sobre la Tierra.

 

En nombre de desterrar de nuestro mundo modernizado toda idea de trascendencia hemos sido poseídos por una endiosada y peligrosa trascendencia: la de creernos que somos los únicos y principales actores de las historias y del mundo. La necesidad de frenos de emergencia es parte de la prueba a la que nos somete la intrusión de Gaia a nosotros los humanos modernos, a pesar de que estamos muy mal equipados para transigir con las realidades y limitaciones que impone Gaia.

 

Las crecientes alteraciones infringidas a Gaia nos interrogan sobre los procesos humanos desencadenados por el rebasamiento de los límites ambientales del sistema Tierra y sobre nuestra actual condición global de altísimo riesgo de perderlo todo y de altísima incertidumbre sobre la evolución del sistema sociedad humana-naturaleza (podemos diferenciar entre catástrofes y cataclismo, como sería la subida de 6ºC de la temperatura media de la Tierra). Nuestra funesta situación colectiva de emergencia climática exige pensar con los propios recursos imaginativos, políticos y científicos, pero sin el peligro de dejar de lado la situación de urgencia. Este mundo podrá ser digno de ser vivido dependiendo de las respuestas que demos a las furias desatadas de Gaia.

 

En adelante Gaia es el nombre de una realidad inédita, poderosa y ciega desprovista de cualidades que podamos invocar. Nombrar la intrusión de Gaia responde a una disposición irritable de las fuerzas materiales indiferentes a nuestras motivaciones y proyectos humanos. La irrupción de Gaia refiere a la desestabilización de procesos materiales ensamblados, Gaia no requiere ser amada ni ser protegida, tampoco puede ser doblegada. No puede haber porvenir previsible que pueda ignorarla.

 

Gaia es irascible y debe ser nombrada como "un ser", ya no se trata de enfrentarnos a la naturaleza salvaje y amenazadora, ni a la naturaleza frágil que hay que proteger, ni a la naturaleza que puede ser explotada a voluntad. La nueva situación creada por la intrusión de Gaia no nos pide nada, no es vengativa, ni siquiera solicita una respuesta.

 

La intrusión de la Gaia indiferente y ofendida junto a los desastres socioecológicos que anuncia constituye un acontecimiento que cuestiona radicalmente nuestro mundo humano. La Gaia furiosa que irrumpe también fue honrada en un pasado anterior al de los antropomórficos mitos griegos sobre los dioses. Los pueblos campesinos sabían que los humanos dependen de algo mucho más grande que los tolera, una madre quizá, pero una madre irritable a la que no hay que ofender prestando atención y no abusando de su tolerancia. La ciega la manera de responder de Gaia no es una venganza ante los daños que le hemos causados, la respuesta que hemos de dar ha de ser tanto a lo que la provocó como a las consecuencias de dicha intrusión.

 

En adelante la intrusión de Gaia no trata de justicia ni de castigo puesto que no apunta específicamente a los que le ofendieron, no se detiene ante fronteras administrativas, políticas o militares. Gaia hoy cuestiona el porvenir conjunto de todos los habitantes del planeta, humanos y no humanos, salvo el de los microorganismos que son coautores inmemoriales de la existencia y coevolución de los seres vivos y la biodiversidad. Gaia no necesariamente pide amor o protección, sino que reclama un tipo de “atención adecuada” para una entidad muy poderosa, compleja e irascible. Exige un abordaje constructivista, especulativo y pragmático sobre los acoplamientos mutuos entre las sociedades humanas y Gaia y sobre los intrincados procesos puramente materiales de Gaia en los que se integran.

 


Tomar en serio la precariedad del vivir en las ruinas del progreso y la irrupción de Gaia es un desafío para la capacidad de producir seguridad y medios ante situaciones conflictivas diversas e inciertas. Aprender a vivir en las ruinas exige es precisamente lo que Donna Haraway llama: "Permanecer con el problema", es decir exige abrir los ojos y despertar de la “modernidad” que nos dice que los problemas pueden y deben ser resueltos.
 
Los poderes políticos y económicos han optado por seguir como de costumbre en la guerra del crecimiento material que enferma y mata las capacidades biogenerativas de Gaia en nombre de una concepción de progreso. Los poderosos desatienden las mínimas exigencias de continuidad humana, como si acaso el futuro se las arreglara solo, persisten en mantener el mismo rumbo empujado por las metas del crecimiento económico competitivo, que ahora a veces es llamado “sostenible”. Los cambios parciales y los barnices del “capitalismo verde” no ponen en cuestión la maquinaria expansiva del desarrollo y su guerra contra la Tierra. Es decir, la crisis de Gaia quiere ser convertida en oportunidades de negocio para el capitalismo, lo que a su vez nos empujará más y más al desastre ecosocial y al exterminio autoinfringido.

 


Encarar el porvenir en las ruinas del progreso

 

La amenazante intrusión de Gaia en nuestro presente es respuesta a los muchos daños y alteraciones que recibe a causa de los impactos humanos, de ella depende nuestro futuro. La intrusión de Gaia tiene rasgos de opción verdadera que en conjunto nos compromete, de la que no podemos escapar puesto que no existe opción neutra ni es posible el abstenerse de escoger. El que neguemos la pregunta de los humanos del futuro no evitará el que tengamos que dar respuestas a los humanos sin voz ni voto que heredarán este mundo devastado. Nos interpelarán afirmando que sabíamos lo que había que hacer, que teníamos los medios y los conocimientos suficientes, pero sin embargo no lo hicimos.

 

La intrusión de Gaia no trata de justicia ni de castigo puesto que no apunta específicamente a los que le ofendieron. Gaia no se detiene ante fronteras administrativas, políticas o militares, cuestiona el porvenir de todos los habitantes del planeta, humanos y no humanos, salvo el de los microorganismos que son coautores inmemoriales de la existencia y coevolución de los seres vivos y la biodiversidad. Gaia no necesariamente pide amor o protección, sino que reclama un tipo de atención adecuada para una entidad muy poderosa, compleja y quisquillosa. Exige un abordaje constructivista, especulativo y pragmático, sobre los acoplamientos mutuos e intrincados procesos puramente materiales, que constituyen poderes grandiosos sin intención con respuestas ciegas a las muchas provocaciones irresponsables de lo que hemos llamado progreso y modernización.

 

Un “déjà vu” es la manera habitual en que este conocimiento sobre las imparables lesiones infringidas a Gaia incómoda a las mentalidades modernas: "sí, uno ya sabe". Pero los humanos responsables de la intrusión de Gaia también han creado medios de comprender y anticipar algunas de sus consecuencias. Esto da pie a nuevas disputas en común y también cambia el sentido habitual de la palabra responsabilidad: ya no tenemos que mostrar e imponer el camino a otros pueblos sino que somos responsables ante ellos. Si ante el atolladero colectivo al que nos ha dirigido nuestra particular forma de existencia en guerra contra Gaia optamos por la supervivencia digna junto al resto de especies y seres multidiversos, de ello se deriva el imperativo de aprender a eliminar lo que puede ser devastador y hace más terrorífica la intrusión en nuestras historias y biografías.

 

Siguen acumulándose las víctimas humanas del crecimiento económico que se suman a las múltiples y entrelazadas amenazas ecológicas globales, en las que muy  a pesar nuestro estamos todos embarcados, humanos y no humanos. A partir de esta comprobación estamos obligados a pensar lo que requiere la posibilidad de un porvenir que no sea la barbarie que se anuncia. La inédita y trágica intrusión de Gaia ha de poder hacernos pensar, sentir, imaginar y actuar de otra manera. No podemos seguir anestesiados en manos de los responsables de los desastres socioambientales que a su vez anuncian la tarea de darles respuesta.

 

Hemos devenido actores globales con impactos destructivos globales, y como contrapartida la Tierra responde a nuestros actos con la intrusión de Gaia. ¿Es combate, diálogo o acuerdo? Ante el riesgo atroz de una lucha a muerte la tarea pendiente es la fabricación de un contrato natural que pueda alimentar la esperanza de una vida común. La intrusión de Gaia nadie la ha querido, ocurre sin premeditación a pesar de ser aquello ante lo que debemos crear una respuesta con urgencia. A nosotros nos corresponde inventar las maneras efectivas de responder, para nosotros y para las innumerables especies vivas que arrastramos en la catástrofe. Este virtual y deseable “nosotros” es el requerido por la gran magnitud de los cambios y respuestas que hay que dar.

 

Nombrar hoy a Gaia es una operación de imaginación y pragmática que atañe a todos los humanos y se dirige al "nosotros", los que padecemos las consecuencias diseminadas en el espacio y el tiempo de las crecientes destrucciones medioambientales causadas por el avance del desarrollo modernizador. La imaginación es una manera de tomar en serio lo que nos espera con la intrusión de Gaia, aunque desafíe nuestra profunda convicción moderna de que prevalezca el camino que asociamos con el “progreso”.

 

Sea cual sea el futuro, sabemos que nuestros hijos están obligados a vivir en una tierra social y ecológicamente devastada, es decir, en las ruinas de lo que llamamos “progreso”, en las ruinas de aquello que pretendía defendernos de la vulnerabilidad. Nombrar hoy a Gaia es nombrar el futuro, algo que podría reconciliar muchas contradicciones y divisiones enquistadas abriendo la posibilidad de que pueda unir a todos los grupos humanos a la hora de cuestionar las historias y la misma historia moderna. Si los procesos naturales actúan intrincados en las relaciones de las historias humanas y no humanas ¿cómo regenerar la política ante la intrusión de Gaia que amenaza a todos?.

 

Todas las sociedades y grupos humanos se caracterizan por tener un solo mundo, que Gaia pone en peligro, por ello han de reconocer que están en el mismo bando y que estamos obligados a aprender a transigir y contemporizar muchas de nuestras diferencias internas a la hora de dar respuestas a los males socioecológicos,. Si hay futuro humano en una Tierra esquilmada, este devenir común ha de estar destinado a poder reunir a la humanidad en su conjunto.

 

Resulta gigantesco el problema de cambiar las trayectorias históricas a escala planetaria en el tiempo que nos queda. Esto es difícil de imaginar en el mundo imperante y con gobernantes empeñados en alargar indefinidamente el desarrollo y seguir aplazando el momento en el que estemos forzados a actuar con coraje creativo. Es muy errónea y peligrosa la actitud del “esperar a ver” ante el incendio catastrófico desatado en nuestra casa terrestre, que para poder sofocarlo reclama cambios de rumbo radicales. La criminal estrategia de “nuestros responsables” es seguir echando más gasolina al incendio desatado, esto significará la obligación de aceptar sin otra opción posible la multiplicación de los males ecológicos y la pérdida de muchos refugios. Es todo un anticipo de lo que social y ecológicamente nos espera a la vuelta de la esquina.


 
Nuestro mundo no es una obra consumada o escrita, requiere acción sin certezas ni garantías. Solo sabemos que lo que hacemos o no forma parte de la fabricación del futuro.  La intrusión de Gaia se dirige a cada uno y a todos, allí donde participamos en la fabricación del mundo, allí donde se impone la elección entre el cinismo, la desesperación o la lucha. Aunque en todas partes se alza la actitud conformista del "bien sabemos” sobre la manera en que participamos en dicha fabricación, que a partir de ahora estará sometida a numerosas coerciones. Muchos de nosotros vivimos el malestar del "era previsible", no solo sobre ellos, los responsables, también sobre nosotros, sobre nuestros estilos de vida derrochadores y sobre lo que hacemos o dejamos de hacer.


 
Sabemos que las respuestas de adecuación a las condiciones de habitabilidad de Gaia pasan por la movilización de nuestras capacidades de pensar, imaginar, y encarar. Podemos tener compromiso ciudadano en las calles y las movilizaciones, podemos participar en la desobediencia civil, pero para “curarse” no basta con renegarnos de ideas que nos incapacitaron y mutilaron, ya que su saldo puede ser la ironía, la culpabilidad reflexiva, o el gusto por el relativismo postmoderno. Hoy las luchas que puedan ser alternativas efectivas al conformismo de la queja y el cinismo reclaman, no solo recuperar lo robado, puesto que esto nos mutiló, sino recuperar el volver a ser capaces de aquello de lo que fuimos separados. Se trata de un reclamo y una cura al mismo tiempo, algo que exige una reapropiación y un proceso de aprendizaje rehabilitador que no solo ha de responder a un proyecto, sino a un trayecto a partir de la experiencia de mutilación y humillación que nos separa violentamente de lo que éramos capaces.


 
Los resurgentes comunes son importantes cuando la perspectiva es la de vivir en las ruinas del desarrollo y en la escasez de recursos. Esta situación precaria y abierta demanda aprendizajes nuevos: aceptar la necesidad de otros, humanos y no humanos, asociarse y compartir, estar en riesgo con y por otros. La capacidad de generatividad es la razón por la cual los comunes son plurales. Son cuestiones generativas abiertas aquellas referidas al qué, al cómo y al quienes, al cómo relacionarnos con los entornos biofísicos, que dependerá de la generatividad, de las maneras de compartir y prestar atención. Se trata en suma de aprender a situarse “con” Gaia a partir de lo que hoy sabemos para ser capaces de conectarnos con otros procesos situándonos de otro modo. Ante la pregunta de los humanos del porvenir esta reeducación ha de obligarnos a aprender a descubrir modos de lucha y cooperación, aceptando "sentir" que la experiencia nos afecte: cambiando las formas de imaginar, pensar y actuar en un mundo en ruinas.

Mara Cabrejas
____________________________________________________________________
 
Materiales docentes
Departamento de Sociología y Antropología Social
Universitat de València
 

J. Lovelock: Las edades de Gaia. Una biografía de nuestro planeta vivo. Barcelona, Tusquets, 1993.
 ¿Cómo expresar hoy en día la belleza y la fragilidad del mundo que Gaia hace posible?  Michel Serres: El contrato natural. Valencia, Pre-textos, 2004.

 No somos mejores que las demás especies animales. No estamos por encima ni constituimos la cúspide de nada. Durante siglos, el pensamiento occidental ha ido construyendo mitos sobre la superioridad del ser humano, su poderosa espiritualidad y su destino manifiesto. Simples fábulas de salvación que nos consuelan.
Ver en John Grey: Perros de paja. Reflexiones sobre los humanos y otros animales. Barcelona, Paidós, 2003.

 Isabelle Stengers: En tiempos de catástrofes. Cómo resistir a la barbarie que viene. Barcelona, Ediciones NED, 2017.

 Donna J. Haraway: Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, Bilbao, Ed. Consonni, 2019.

D. Haraway formula la pregunta de cómo pensar-con, vivir-con y ser-con otros organismos planetarios en un mundo que no olvida la magnitud del problema ecológico en el que se encuentra. Esto no significa lamentarse ante la destrucción del mundo, sino volver a ver cuáles han sido las posibilidades de vida desde siempre. Donna Haraway prefiere llamar a Chthuluceno al Antropoceno, en honor al nombre de un monstruo destilado por los relatos de ciencia ficción, ya que describe más y mejor nuestra época como aquella en la que humanos y no humanos se encuentran inextricablemente ligados en prácticas tentaculares. El Chthuluceno, explica Haraway, requiere sim-poiesis, o hacer-con, en lugar de auto-poiesis, o au-to-creación. Aprender a seguir con el problema de vivir y morir juntos en una Tierra herida favorecerá un tipo de pensamiento que favorecerá los medios para construir futuros más vivibles.

 

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18 février 2020 2 18 /02 /février /2020 17:34
La ampliación del bypass de València: otro atentado contra el clima, el aire y la "movilidad sostenible"

NOTA DE PRENSA DE “VALÈNCIA PER L´AIRE”

 

18 de febrero , 2020

 

El nuevo “mega-bypass”: un atentado contra la salud, el aire y el clima

 

Otra vez el Ministerio de Fomento impone un proyecto viario destructivo anti-clima que la ciudadanía valenciana no ha demandado. Es un carísimo e irracional monumento a la movilidad insostenible y enferma. Añadir cuatro a seis carriles más al Bypass, que facilitará el tráfico motorizado, es un acto de criminalidad climática que disparará el uso de vehículos contaminantes, empeorará la calidad del aire y aumentará las emisiones tóxicas de todo tipo. Es un enorme despilfarro de dinero público que en el contexto de la actual emergencia climática debería dedicarse exclusivamente al transporte público y el traslado de las mercancias del camión al tren.”

 

 

La organización cívica que vela por la calidad del aire, València per l´Aire, considera que es un grave error ambiental y de salud pública dedicar más de 300 millones de euros de dinero público a la ampliación del Bypass, lo que aumentará el tráfico privado en lugar de gastar este dinero en mejorar el transporte público y fomentar el tráfico de mercancías por ferrocarril. El principal impacto negativo del proyecto del Ministerio de Fomento será un empeoramiento de la ya castigada calidad el aire de la zona metropolitana de València y una seria hipoteca de la lucha valenciana contra el cambio climático que demanda una reducción drástica de las emisiones del transporte motorizado particular que representa más del 25% de las emisiones de CO2 de la Comunidad Valenciana. Si este proyecto no es una prioridad para la Generalitat Valenciana no entendemos porque Fomento insiste en ejecutar esta obra anacrónica consagrada al dominio del tráfico motorizado y contaminante.

 

Además, las mismas obras significará un masivo empleo de cemento y otros materiales, la extracción y produccion de los cuales tiene un enorme impacto ambiental sobre el aire , la salud y la biodiversidad

 

El actual tráfico por el bypass ya es insostenible para la salud ambiental y para la responsabilidad climática. Cada día 100.000 vehículos al día- con una elevada proporción de vehículos pesados altamente contaminantes (entre el 20 y 25% )- circulan por el bypass. Una política de transporte europea del siglo XXI exigiría invertir el dinero de los contribuyentes en medidas que reducirían las emisiones insalubres y contaminantes. Significaría aumentar radicalmente los recursos dedicados a la mejora de la oferta de transporte público con la coordinación de los trenes del cercanía, del metro, de los autobuses de pasajeros y de un transporte intermodal de mercancías con mucho menos circulación de camiones por nuestras carreteras. Ampliar los carriles del Bypass perpetua en el tiempo indefinido un modo de transporte de personas y mercancias totalmente caduco y en contra de todas las recomendaciones de sostenibilidad de la Unión Europea.

 

La ampliación del bypass afectará negativamente la calidad del aire y la salud ambiental de toda la zona metropolitana por la densidad del tráfico pesado que emite una gran cantidad de partículas en suspensión NO2, entre otras sustancias dañinas para la salud y el medio ambiente. En cambio, se urge una gran iniciativa con ayuda del Estado para un nuevo plan de transporte público de la zona metropolitana de Valencia, similar a las inversiones que reciben Madrid y Barcelona. La ausencia de alternativas públicas para el transporte de personas y mercancías desde los municipios que se encuentran alrededor de València condena a la ciudadanía a un futuro más insostenible, insalubre e insolidario.

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8 février 2020 6 08 /02 /février /2020 19:37

Peter  Gøtzsche has been an indispensable person in the field of medical science. When there is silence and fear of dissent, Peter sparks an open debate  with citizens through his uncanny talent of  translating complex scientific arguments into straight forward language for wide audiences. When “commercial confidentaility” is used to hide potential harms to patients, Peter fights on all levels for the sun to shine in on mountains of hidden medical research outcomes. On personal and professional levels, his fearlessness in defending the weak and confronting the powerful has cost him dearly.  But despite all his giant foes,  Peter insists on holding the high moral ground of democratic accountability, scientific sharing and independence.

Peter is outrageously hard-working and diligent in his research.  He has tirelessly produced  dozens of ground-breaking articles and paradigm-shifting books that have questioned many established premises of the medical-industrial complex. This has evidently garnered him many enemies and critics.

For many years the prestigious activity and publications of Dr.  Gøtzsche have played a pivotal role in favour of the transparency of clinical data, the priority of public health needs over industry profits and the defence of rigorous medical research carried out independently of conflicts of interest.  He is one of the few recognized medical researchers that is at the same time a public advocate for the total transparency of clinical trial data and, in general, in favor of a new model of affordable biomedical innovation based on patients needs instead exclusive private patents.  

Courage is Peter´s middle name. For many, many years he has not been afraid of challenging the gross manipulation of science by the pharmaceutical industry in favor of their commercial interests. He has dared to present ample scientific data that reveals the tremendous harms done by over-diagnosis, overmedication and the related aggressive marketing of pharmaceutical products. He has challenged the established dogmas on mammography screening, psychiatric drugs, statins, flu vaccines and many other excesses of pharmaceutical lobbying that forwards the belief that “there is a pill for every ill” or, in other words,  that there will be new illnesses invented and new pills developed by industry at the same time.


He is a doctor who rigorously applies de Hippocratic Oath with reference to “do no harm”.  He has consistently defended the human rights of patients from the harmful effects of dangerous treatments, addictive medicines and harmful secondary impacts.

Peter changes the world by getting his hands dirty in tough political debates.   He believes in open, responsible medical science and he makes it happen as he has in the European Union by helping to establish new openness rules on sharing the scientific information on the safety and efficacy of new  medicines.

Peter challenges established dogmas that have been taken for granted and opens the door for fierce public debate among both experts and citizens in general, which is an essential step toward building a rigorous, democratic medical science.  It is true that his direct, brutally honest style often ruffles many feathers and even causes discomfort among some of his fellow doctors. But his work inevitably ends up broadening public debate and bringing into the mainstream media key controversial decisions that often had been left in the hands of a handful of powerful experts with industry biases.  

We are very fortunate that Peter exists because the world is a little better place because of his courageous work.

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27 janvier 2020 1 27 /01 /janvier /2020 12:09
El engaño de la "transición ecológica justa"

Por Mara Cabrejas y David Hammerstein

 

La "transición ecológica justa" es el nuevo término usado por el gobierno, los sindicatos, los sectores empresariales, los partidos políticos y algunos grupos ecologistas, que refiere a los cambios que han de darse a favor de las políticas de protección ecológica y al abandono de las ayudas públicas estatales y europeas que siguen recibiendo las actividades y sectores económicos ecológicamente más destructivos.

 

Pero el mantra de la "transición ecológica justa" se utiliza en realidad para todo lo contrario de lo que en apariencia parece querer decir. La denominada transición justa es un discurso muy cínico empleado con los fines prácticos de bloquear cualquier avance de la responsabilidad pública ante la tragedia climática y ecológica que ha llegado para quedarse. Además, poco o nada tiene que ver con la justicia social el seguir apuntalando con el dinero ciudadano a grandes empresas anacrónicas y sucias.

 

En realidad la idea de transición justa persigue seguir alargando los plazos temporales y las subvenciones masivas a los sectores industriales de la economía fósil más contaminante que destruye aceleradamente los equilibrios climáticos de la Tierra, los ecosistemas, la biodiversidad y muchos de los recursos naturales y servicios vitales para el bienestar, la supervivencia y la habitabilidad de la Tierra, para los seres humanos y el resto de vida multidiversa no humana.

 

Condicionar la sostenibilidad ecológica a la supuesta justicia para los sectores económicos contaminantes afectados, en realidad significa renunciar a actuar ecológicamente en el presente para continuar apostando por los sectores económicos centralizados, injustos y muy intensivos en capital financiero. La "transición justa" sirve entonces para postergar las políticas de emergencia climática a un futuro incierto e indeterminado.

 

La idea de justicia es tomada aquí como condición previa para que puedan emerger las políticas acordes a nuestra temible situación colectiva de translimitación ecológica. Esta formulación de la justicia como principio general sin concreción alguna, opera para impedir que en el presente puedan darse cambios estructurales en favor del interés común de acabar con la economía tóxica de sectores que nos están empujando sin frenos de emergencia a la ruina social y ecológica planetaria. Debajo de la llamada transición justa se oculta la apuesta por más y más economía neoliberal del crecimiento económico y consumo material inacabable, en un planeta finito y cerrado en materiales y cada vez más esquilmado y enfermo.

 

Este término tan engañoso es parte de toda una disimulada estrategia cultural y política disimulada para la continuidad de la economía ecológicamente más lesiva. La bandera de la transición justa y el que "no se deje nadie atrás" es el nuevo lenguaje para el trato privilegiado que reciben las empresas y sectores económicos más contaminantes, mientras que otros sectores de actividad económica no disfrutan de inyecciones públicas para mantener sus negocios y ventas.

En realidad el término conlleva su propia negación, vendría a decir "transición ecológica sí, pero no ahora". Es decir, las necesarias respuestas de ajuste verde se desestiman indefinidamente sin abrirse paso en el presente para no perjudicar a las empresas y beneficios economicos de la economía tóxica y el empleo privilegiado de la misma.

 

Además, la transición justa también sugiere la falsa idea de que ya se ha puesto en marcha dicha "transición" y que los cambios estructurales asociados a la misma son socialmente "injustos" comparados con la situación actual. Sin embargo, una nueva economía ecológica que fuera decentralizada, localizada y comunitaria, crearía mucho más empleo y más estable, por exigir más mano de obra intensiva al estar participada por la ciudadanía y no por los riesgos del vaivén de la economía globalizada.

 

La estrategia oculta perseguida por esta nueva retórica para el lavado verde es la continuidad indefinida de la economía más tóxica. Las declaraciones en cadena de emergencia climática por toda institución y gobierno se acompañan a la vez del discurso neoliberal de la transición justa. Es todo un ropaje que encubre la negativa a adoptar las políticas acordes con tales declaraciones de emergencia, en nombre de evitar que importantes empresas e intereses económicos dominantes se vieran dañados "injustamente" por las regulaciones ambientales restrictivas y prohibitivas.

 

Por ejemplo, la Ministra de Exteriores Arancha González del nuevo gobierno de Pedro Sánchez que ha declarado recientemente la emergencia climática, en Bruselas y ante la Comisión Europea y el Consejo Europeo, al dictado de la industria y las grandes empresas defiende en nombre de "la transición justa" el mantenimiento de las ingentes subvenciones públicas de los estados miembros de la UE a los sectores de economía más cancerígena contra el clima y la Tierra.

 

La Ministra Arancha, en nombre del gobierno español de PSOE y PODEMOS tira dardos envenenados en las reuniones en Bruselas contra las tímidas reformas y el paquete de medidas del New Green Deal, contra la eliminación de subvenciones a actividades ecológicamente más destructivas. La Ministra dice que el "Green New Deal" europeo (https://ec.europa.eu/info/strategy/priorities-2019-2024/european-green-deal_es) es "muy verde pero poco justo". Estas embrionarias intenciones de reforma en políticas y leyes afectarían entre otros, a sectores como el  transporte aéreo y el marítimo de mercancías, la pesca, la ganadería intensiva, la producción agrícola intensiva en agrotóxicos contra la biodiversidad, la salud, las aguas y las tierras fértiles. El recién estrenado gobierno español se opone a una reforma profunda de la Política Agraria Común para reducir drásticamente las subvenciones a la producción industrial, concentrar las ayudas en la mano de obra profesional y obligar una reducción en el 50% del uso de agrotóxicos como son los pesticidas, entre otras medidas de responsabilidad socioambiental. También se opone a quitar las subvencones a los grandes barcos de pesca que esquilman la biodiversidad marina (aquí las posiciones "justas" del Gobierno frente al Pacto Verde Europeo https://www.politico.eu/article/timmermans-spanish-socialists-democrats/).

 

En suma, el término "transición ecológica justa", usado ya por los poderes políticos de gobiernos y los poderes económicos, también por algunos movimientos sociales, en realidad es un bote de humo que sirve de coartada para la no acción en el presente, nada menos que bajo la exigencia del principio de "justicia" para unas grandes  empresas nada justas y para la economía productivista más contaminante. El discurso de la transición justa paradójicamente busca impedir el avance de regulaciones y políticas ambiciosas (como las propuestas del Grupo Verde en el Parlamento Europeo https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/B-9-2020-0040_ES.html), que en tiempos de emergencia climática pusieran restricciones y prohibiciones a la economía ecológicamente  más necrófita y suicida.

 

Pero si nos atenemos a lo que exigiría la justicia en nuestra época de emergencia climática y ecológica, lo socialmente más justo y equitativo globalmente es adoptar regulaciones y políticas públicas ecosociales profundas, que defiendan la conservación y protección de las condiciones de habitabilidad del planeta para la vida multidiversa, humana y no humana, y el futuro.

Lo que realmente necesitamos con urgencia es la "adaptación ecológica profunda", tal y como la ha llamado el reconocido pensador ecológico Antonio Turiel. Como apunta Turiel:

"La Adaptación Profunda implica mirar al problema del Cambio Climático de manera adulta, aceptando que los sacrificios son inevitables .......no es la Adaptación Profunda un discurso amable y edulcorado, para todos los públicos, con final feliz; pero es lo que hay. Quien pretenda hacer creer que podemos hacer otra cosa está engañando a los demás o engañándose a sí mismo". http://crashoil.blogspot.com/2020/01/temporal-y-permanente.html

 

Esta adaptación ecológica profunda comportaría en sí misma la exigencia de más justicia y equidad social a la hora de afrontar con realismo y ciertas garantías de resiliencia el inevitable colapso ecológico en curso. 

 

 

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